Este proyecto educativo está en permanente cambio y elaboración, si usted desea participar en él mediante la inclusión de su experiencia, información sobre el tema: anécdotas, leyendas, fotografías u otras que Ud considere relevante, por favor envíalas por eagronet0101@hotmail.com o eagronet0101@yahoo.com, eagronet0101@gmail.com la incluiremos con mucho gusto, siempre estaremos agradecidos por su deferencia y atención.
Se hace efectivo el reconocimiento a las personas e instituciones que permiten la realización del proyecto, en especial a los autores de textos e investigaciones, de los que, con el mayor respeto y consideración se han tomado contenidos que son pertinentes para el proyecto, debido a que le dan soporte y significancia a este trabajo que persigue objetivos sin fines de lucro, sin dejar de testificar la cita bibliográfica de donde son consultados; es oportuno reconocer el aporte invalorable de los habitantes de la comunidad de Las González, su contribución le agrega al trabajo el elemento humano, el calor de lo social, lo cultural, lo histórico; ellos son el pilar fundamental de la labor de esta investigación. Por último se agradece a las diferentes organizaciones comunales e instituciones públicas, así como a las sin fines de lucro, que alimentan con su apoyo y colaboración el buen desarrollo del proyecto.
RESUMEN
Lo expuesto forma parte de la investigación en desarrollo (en línea por internet, en la que puedes participar) sobre las dimensiones: histórica, social, cultural, económica y ambiental en el páramo Los Conejos ubicado en la Sierra La Culata, Mérida en los Andes de Venezuela.
Se incluye, por ser de peso fundamental, el proceso de transformación cultural que se produce cuando los parameros comienzan a migrar de las altas montañas a los centros urbanos, las consecuencias que tiene el éxodo sobre la zona de habitación del páramo, con lo que se pierde o disminuye la capacidad de sustentación de las personas en esas áreas y merma la vigilancia natural y directa de los habitantes del páramo sobre la calidad ambiental. Trata sobre la situación a la que se enfrentan los ciudadanos de esas montañas al residenciarse en las ciudades y sectores conurbanos, el efecto que tiene sobre las montañas el asentamiento de los parameros en los centros urbanos. Las consecuencias que se generan del asentamiento de personas no originarias del páramo en las propiedades que dejan los naturales de esas comunidades.
El método de investigación empleado es principalmente el etnográfico, mediante el cual se organizan los datos aportados en la conversación, el contacto con la gente del lugar, la observación de los procesos a estudiar; se emplea también la investigación documental relacionada con las variables inmersas en el estudio; se apoya en la investigación de campo aportando insumos de forma métodica y sistemática, ofreciéndole a la investigación fortaleza científica y caracter original en su enfoque, se propone la innovación en los temas investigados y resultados originales, se concentra el estudio en los ejes: (cultural, temporal y espacial) cuya ruta va formando un mapa de vida de los habitantes del páramo de Los Conejos.
Palabras claves: historia del páramo de los conejos, espacio del páramo de los conejos, calidad ambiental, calidad de vida, ambiente, ecodesarrollo, agricultura natural, ecoturismo, educación ambiental.
INTRODUCCION
El proyecto se basa en la investigación de la realidad social, económica, cultural, histórica, religiosa, gastronómica, tecnológica y ambiental de la aldea Las González y del Páramo de Los Conejos, ubicado en la sierra La Culata, en el estado Mérida, los andes venezolanos. La investigación se efectúa en línea, en el ciberespacio, mediante la internet, lo que posibilita la participación de las personas interesadas.
El capítulo II
El capítulo III
El capítulo IV
El capítulo V.
La situación que se presenta en el páramo de los Conejos tiene en su conformación diferentes y complejos elementos de carácter humano y ambiental que afectan la calidad de vida de los habitantes de la localidad y del equilibrio del medio en el área en estudio; incluye aspectos sociales que en la mayoría de los casos no han sido resueltos, entre los que resaltan para la comunidad los temas en: educación, capacitación para el trabajo, educación ambiental, cultura, salud, vivienda, acueducto, vías de penetración, deporte, recreación, electrificación, pozos sépticos, vertidos de aguas servidas, fuentes de trabajo; seguridad de las personas, mantenimiento de los caminos de acceso, comercializacion y transporte de los productos agrícolas producidos en la comunidad; ausencia de créditos para la siembra y cría de animales; conflictos entre las personas y las autoridades que administran el parque nacional Sierra La Culata por la diversidad en los interes y objetivos que ambas partes persiguen; ingreso de personas agenas a las familias originarias de la comunidad, como consecuencia de compra de derechos de páramos. Estas carencias en la comunidad, al no ser resueltas afectan la calidad de vida de las personas e impactan el equilibrio ambiental de lugar.
Se considera como ejemplo situacional de la problemática socio ambiental lo que ocurre en la cuenca del río Las González, área geográfica que tiene gran valor estratégico como abastecedora de agua para poblaciones localizadas en la zona semiárida de la cuenca media del río Chama. El páramo de Los Conejos por los humedales y nacientes de agua, es proveedor del líquido para las comunidades del Municipio Campo Elías: Ejido, la Mesa de Los Indios, Jají y de la ciudad de Mérida; parte del municipio Sucre; dentro de la misma zona semiárida abastece, a través del acueducto de Las Canalejas, a los habitantes de 23 comunidades rurales o de rasgos urbanos. El acueducto de la ciudad de Mérida también se surte de agua que proviene de este páramo: río Albarregas, río La Pedregoza, de no controlarse de forma efectiva y sistemática las actividades socio-ambientales en la cuenca del río Las González parte importante de las poblaciones aguas abajo de este río, se afectaran notablemente.
Por la vertiente del Sur del Lago de Maracaibo otras poblaciones importantes y en pleno crecimiento se abastecen de agua que se origina en estos parajes: Tucaní, Caño Zancudo, Arenales, La Azulita, Nueva Bolivia, Caja Seca, Guachicapazón entre las más importantes. La provisión de agua para las necesidades de esas comunidades de forma permanente y en cantidad y calidad suficiente en el tiempo depende, en buena medida de la garantía del uso sostenible de las cuencas en la parte alta, por lo que es imprescindible e impostergable el establecimiento de programas y proyectos enmarcados en la noción de desarrollo rural sustentable, que a la par de garantizar una mejoría sostenida de la calidad de vida de los habitantes del Páramo de Los Conejos, mantenga inalterada las condiciones ambientales para garantizar la disponibilidad hídrica, que permita sustentar los actuales y futuros desarrollos en la zona media de la cuenca del río Chama y el pie de monte de la cordillera Sierra de La Culata en el Sur del Lago de Maracaibo.
Los habitantes del lugar generan daño ambiental por el vertido de las aguas servidas y cloacales de las pocas viviendas, que lentamente están en crecimiento y sin control, que de incrementarse por la compra de terrenos de personas extrañas al páramo de Los Conejos, en consecuencia deteriora notablemente la calidad del agua que requieren las comunidades mencionadas, también por el empleo de productos químicos utilizados en las actividades agropecuarias. Algunos practican la caza ilegal y pesca de truchas; proceden a la tala de bosques para la construcción de viviendas y otras necesidades; practican la agricultura extensiva sin control con el daño que causaal ecosistema del páramo; talan áreas para la organización de pastizales para la ganadería de leche especializada e intensiva.
Una situación que se presenta periodicamente aguas abajo del páramo de Los Conejos en los sectores urbanos es lo que se corresponde con los deslaves que ocasionan pérdida de vidas y de bienes, que son lamentables consecuencias de las actividades de impacto en las áreas altas de las montañas, situación que se manifiesta con mayor intensidad por efecto de la deforestación y empleo irracional de los suelos, aunado a malas prácticas agrícolas que propenden a generar deslaves y focos erosivos de gran escala.
OBJETIVO GENERAL
Elaborar mediante el empleo de la metodología de proyecto etnográfico, con el complemento de otras metodologías de la investigación, el diagnóstico situacional de las condiciones de vida de los habitantes y del ambiente del páramo de Los Conejos, sierra La Culata, en el estado Mérida, República Bolivariana de Venezuela que permita el diseño de proyectos factibles, sustentables y ecológicos, que contemplen los requerimientos de la comunidad en ese páramo, para lograr el mejoramiento en la calidad de vida de los habitantes, así como el cuidado y fomento de los recursos ambientales.
-. Efectuar el diagnóstico situacional del páramo de Los Conejos, que incluya los problemas, requerimientos, necesidades y expectativas en el ámbito humano y ambiental que contribuya a buscar soluciones para elevar la calidad de vida de los habitantes y del ambiente del sector.
-. Analizar a través del estudio científico-metodológico del tipo etnográfico, complementado con otras metodologías de investigación, el patrón de comportamiento humano que caracteriza la comunidad en estudio y su acción sobre el ambiente en el área de impacto.
-. Considerar las variables objetivas (necesidades básicas) de la población y la situación del ambiente, para el empleo de los conceptos de: calidad de vida y ambiental, ecodesarrollo sustentable, ecoturismo responsable, proyecto factible, agroecología en la búsqueda de las posibles soluciones en el Páramo de Los Conejos.
-. Definir los criterios base de la investigación para establecer el plan de proyectos factibles para el ecodesarrollo sustentable del páramo de Los Conejos.
-. Precisar la influencia de la red de los caminos que atraviesan el Páramo de Los Conejos sobre la calidad de vida de las personas y del ambiente.
-. Incorporar las personas que habitan en el páramo Los Conejos e instituciones relacionadas con estas montañas en el diseño, ejecusión y evaluación de los proyectos factibles para lograr el ecodesarrollo sustentable.
-. Describir la situación de los habitantes del páramo y de sus descendientes que habitan en zonas circunvecinas al páramo de Los Conejos y su relación con el área impacto del estudio.
-. Recopilar las manifestaciones: históricas, culturales, religiosas, gastronómicas, tecnológicas, arquitectónicas en el área meta del estudio.
Se propone estudiar y ahondar en los procesos que tratan sobre el ecodesarrollo en consonancia con el equilibrio ecologico para aplicar el basamento conceptual y metodológico existente en la materia en la búsqueda del mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes del páramo de Los Conejos y el fomento y conservación del ambiente de ese lugar.
El estudio de los factores ambientales como: el clima, paisaje, suelos, fauna, flora y el agua propios de la zona sirve para resaltar y valorizar el potencial y diversidad ambiental presente en el páramo de Los Conejos, para colocar los recursos ambientales en la importania estratégica que tiene, en función de los millones de personas que necesitan el agua provenientes de sus cuencas para satisfacer los requerimientos de los sistemas de acueducto, principalmente, y de las generaciones venideras, ofreciéndo así respuestas para la conservación del área de impacto sin alterar su verdadera esencia como área rural y de reserva ambiental.
La búsqueda de información sobre la red de caminos permite identificar la importancia histórica que tuvo, tiene y tendrá el páramo de Los Conejos para la ciudad de Mérida y la cuenca media del río Chama, la red de senderos permite el acercamiento a la realidad de estas montañas y ofrece alternativas de comunicación para el conocimiento integral de las necesidades existentes en la zona, las potencialidades y fortalezas de estos campos que pueden emplearse para el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes y de la calidad del ambiente del páramo de Los Conejos.
El esfuerzo eurístico toma en cuenta los valores culturales y ambientales practicados desde hace cientos de años por los habitantes del páramo de Los Conejos y de comunidades exitosas en materia de ecodesarrollo y conservación ambiental en el mundo, los que han logrado la coexistencia en armonía con el ambiente en la búsqueda del mejoramiento de la calidad de vida; on lo que, los resultados de la investigación sirven para motivar a los habitantes y visitantes de este páramo en los valores fundamentales de la educación y conservación ambiental. También puede servir de ejemplo para otras comunidades de bioma páramo tanto de Venezuela como de América del Sur.
El proyecto hace énfasis en los procesos y metodologías de agricultura y ganadería de bajo impacto, natural u orgánica, por lo que se constituye en esfuerzo dirigido a mantener la actividad económica tradicional del páramo de Los Conejos sin que efecte de forma negativa el ambiente en el páramo de Los conejos.
Se investigan diferentes proyectos exitosos en ecoturismo responsable implementados en América Latina y el mundo que se puedan aplicar a la realidad socio ambiental del páramo de Los Conejos con el fin de promover alternativas de ecodesarrollo sostenible que mejoren la calidad de vida de los habitantes y del ambiente.
Considerando que aproximadamente gran parte del área del páramo se encuentra bajo el regimen de protección bajo el regimen de Parque Nacional Sierra La Culata el resultado de la investigación sirve para extrapolar las posibles soluciones y aspectos relevantes a otros páramos bajo regimen administrativo de resguardo y protección en Venezuela.
Dificultad para conseguir información sobre el tema, actualizada y accesible.
El apoyo por parte de asesores especializados y de instituciones relacionadas con el tema es complicado y burocratizado.
Lo alejado del lugar dificulta las vistas constantes e implica disponer de tiempo y recursos económicos.
La práctica cultural de las familias de trasladarse a centros urbanos en algunas épocas del año imposibilita contar con personas que ofrezcan información oportuna y veraz.
Difícil acceso a laboratorios especializados para el análisis de muestras.
ALCANCES.
Sirve de apoyo para investigadores que se dediquen a trabajos relacionados con el tema y el lugar de impacto.
Es un soporte para la elaboración de planes y programas que coadyuven al mejoramiento de la calidad de vida de las personas y del ammbiente en otras áreas de contexto parecido.
MARCO AMBIENTAL
Percepciones Locales del Ecosistema Paramo
Eglee Lopez Zent
Resumen.
Este artículo explora la relación ambiente-hombre en una comunidad del páramo venezolano ( 3100 – 3850 msnm ) Se destaca la conceptualización del ambiente páramo expresado por setenta de sus ocupantes entrevistados…
Introducción.
Este trabajo explora el conocimiento ecológico de los parameros venezolanos a partir de su definición de ambiente páramo. Incluye sus criterios, categorizaciones y algunas de sus conductas…
Localidad de estudio.
El área de estudio es el valle de Las González ( 3100 -3850 m.s.n.m) en el páramo de Los Conejos ( 08 º 40’ - 08 º 45 ‘ latitud norte; 71 º 11’ -- 71 º 15’ long oeste) está ubicado en la región noroccidental de la Sierra Norte de la Cordillera de Mérida, Venezuela. El trabajo de campo se efectuó desde marzo a agosto de 1988 y en diciembre de 1992. El área es de origen glacial y se conforma con los criterios emitidos por parameros y científicos para considerarla páramo.
Culturalmente se asume que las comunidades parameras se generaron por la conjunción de poblaciones indígenas e hispanas. No se ha demostrado la presencia humana prehispánica permanente en páramos venezolanos, pero datos arqueológicos ( Wagner 1967, 1973; Rivera 1992), etnohistóricos ( HM-RP 1558, 1791; Simón 1627) y etnográficos ( Lopez 1992) muestra su presencia estacional e infieren una ascendencia cultural indígena en las estrategias de exploración. Elementos de grupos indígenas e hispanos subsisten en la población contemporánea.
Al páramo de Los Conejos se accede solo caminando ( recientemente se amplio una trocha de penetración agrícola con lo que ingresan vehículos de doble tracción). Ascendiendo entre 5 ó 9 horas ( de acuerdo a la ruta), el camino de recuas que conduce al valle de Las González, ocupado desde hace por lo menos 300 años por comunidades humanas. El patrón de asentamientos sobre el valle es irregular, las residencias se disponen en un área de unos 7 km, aunque la superficie de ocupación/ explotación de la comunidad es mucho mayor. En 1988 se observaron 27 unidades residenciales dispersas, dispuestas a lo largo de los cursos de agua, 19 de las cuales estaban ocupadas por 144 personas. Actualmente solo 14 están habitadas permanentemente por 84 persona( 13 familias nucleares). Los flujos de ocupación – desocupación humanos explican parte de la historia del asentamiento prolongado.
El páramo de Los Conejos está ocupado con varias familias extendida. Estas comparten muchos de sus bienes y tierras, aun la unidad de relación y producción es la familia nuclear. La propiedad de la tierra es variable, gran parte propiedad del Estado y desde 1991 se decretó Parque Nacional “Sierra La Culata”. Los parameros poseen las bienechurías y las tierras se ususfructan individual y comunalmente: se traspasan mediante la compra, venta y herencia de derechos de páramo.
La economía es tradicional y de subsistencia. La agricultura, con la papa como su cultivo mayor, la cría de animales, la pesca de truchas, la recolección de plantas medicinales, la caza en menos escala son las actividades cotidianas que aportan los productos destinados al consumo, intercambio o venta. La construcción de caminos, viviendas, cercas y arados, son también tareas de subsistencia.
(Desde hace varios años algunas familias trabajan con el ecoturismo alquilando bestias y sirviendo de guías para los visitantes que en algunas épocas del año escogen estos páramos para su estadía y distracción.)
vol43num2/nota43-2-2.pdf)"
Familia Número de especiesOrchidaceae 81Asteraceae 29Piperaceae17Melastomatáceas 14Bromeliáceas 14Rubiáceas 12Solanáceas 12Ericáceas 11LauráceasSchneider, J. V., J. Gaviria & G. ZizkaEspecies pioneras o secundarias Las especies pioneras o secundarias se caracterizan generalmente por su crecimiento rápido y su heliofilía (e.g. W HITMORE , 1983; 1998). Aquí, una especie secundaria se define según su ubicación principal o única en vegetación secundaria o por su descripción como tal en la bibliografía. Por falta de una cronosecuencia dentro del bosque sucesional no es posible distinguir entre especies pioneras y especies de fases sucesionales tardías. Con respecto al gradiente altitudinal, sólo se pueden separar especies secundarias que pertenecen por lo general a la zona del bosque montano bajo (< arbusto =" hasta" o =" hasta" mediano =" 10" alto =" árbol" nt =" neotropical," pt ="pantropical," co =" cosmopolita," ma =" malayo-americano" ho =" holártico," aa =" austral-antártico," af =" afro-americano" wt =" templado">
CUENCA ALTA DEL RIO LAS GONZALEZ PARAMO DE LOS CONEJOS, SIERRA DE LA CULATA MERIDA
CULTURA ABORIGEN EN LA EPOCA PRECOLOMBINA EN LA REGION DE MERIDA, SU INFLUENCIA EN LOS CAMINOS EN EL PARAMO DE LOS CONEJOS.
Los senderos que utilizaron estas comunidades se caracterizaron por comunicar los puntos de destino empleando la líea recta y en el menor tiempo posible, por lo que, las rutas construidas por los locales se hicieron con pendientes bastante pronunciadas, en muchos tramos, consideraron poco el paso de los ríos, en esta situación, para la carga de mercancia y personas constuyeron puentes con árboles tirados sobre el barranco cubierto con musgo y tierra, o simplemente badeavan los ríos de poco cause; preferían seguir la dirección de los ríos en paralelo; emplearon la técnica de la tarabita, caja de madera que se desplazaba colgada a cuerdas, medio con el cual atravesaban los ríos torrentosos; lo mismo ocurrió con el ancho del sendero, bastante angosto, se ajustaban solo al tránsito de personas; la tecnología de puentes y empedrado fue muy pobre y poco empleada, lo anterior ocurrió debido a la ausencia en el uso de animales y de vehículos de ningún tipo, en consecuencia los caminos en su diseño y mantenimiento fueron básicos.Por restos arqueológicos, costumbres que aun hoy se pratican y la transmisión de la historia oral se conoce que en el páramo de Los Conejos se establecieron grupos humanos pertenecientes a la cultura Tatuy, según estudios de varios investigadores por lo menos 1000 años dC; el contenido que describe dicha cultura es un aporte para la compresión de los procesos culturales que se dieron en las montañas, circunscritas al páramo de Los Conejos, con anterioridad al ingreso de los europeos en su rol de conquistadores e invasores.Chalbaud, zerpa. Carlos. Historia de Mérida.Universidad de los Andes. 1997
LOS TIMOTO-CUICAS.Los aborigenes venezolanos, o sea los primitivos moradores de nuestro país, formaban grupos limitados y apartados unos de otros. Estas parcialidades se hallaban ubicadas, señaladamente, en las montañas. Se organizaban, por lo general, de manera muy sencilla, en comunidades integradas por grupos familiares o clanes. Estas tribus eran independientes las unas de las otras, sin una clara unión social, cohesión política ni uniformidad cultural, puntos que los diferenciaban de los mayas, aztecas, incas y chibchas.Los llamados Timoto-Cuicas, que serían mejor denominar Chamas o Tatuye, cuando llegaron los españoles, se encontraban en el período inicial de la barbarie, fase más evolucionada que el salvajismo, puesto que eran hábiles ceramistas, cultivaban la tierra por el sistema de terrazas o andenes; conocían el oro y se aplicaban a la orfebrería; tejían vestidos y mantas de algodón; construían casas de piedra, trazaban caminos, existía en ellos un intento de confederación de tribus, poseían santuarios para adorar a sus dioses y enterraban a sus muertos.(Tomado de los APUNTES ESTADÍSTICOS DEL EDO. GUZMÁN, Caracas.)La Cultura indígena Tatuy pobló antiguamente lo que es hoy la entidad federal del territorio merideño. Fue conquistada (invadida) por Juan Rodríguez Suárez en su expedición a las Sierras Nevadas en octubre de 1558. Posee un remotísimo origen, pues TATUY significa precisamente "lo más antiguo". De ahí viene la palabra TAITA, es decir PADRE o ABUELO que es el concepto que ellos tenían de si mismos respecto a los demás indígenas de América.Tenían un sistema de numeración decimal y un calendario, nombrado en su lengua QUIBARIO o PIEDRA PARA MEDIR EL TIEMPO, que representa un año de 360 días. El Calendario o "Quibario" Tatuy, como en sus ancestros así, pudo nombrarse, es una pequeña piedra que en su cara anterior lleva marcados 36 circulillos que representan meses de igual número de días y año de 360 días. Viene a ser el punto de contacto entre las culturas prehispánicas del Norte (Azteca y Maya) y las culturas prehispanicas del Sur (Inca). El "Quibario Tatuy" es, pues, una piedra o "quiba" que el pueblo Tatuy empleaba para contar o medir el tiempo.Del mestizaje de los tatuyes y conquistadores europeos surgió nuestra raza actual. De ahí procedemos los meridenos actuales.
Costumbres.
Vivían formando caseríos regidos por el padre de la familia principal de cada región, y a veces, por excepción, lo podía desempeñar igualmente algún guerrero famoso por su inteligencia y valentía. Los matrimonios eran endógamos, es decir, se realizaban entre individuos de la misma tribu. Su alimentación era eminentemente vegetariana y la complementaban a base de pescado. Ocasionalmente consumían carne de aves y animales de monte, así como de curies que criaban Junto a pavos domésticos. El maíz era la fuente principal de la dieta diaria. Vivían en casas o bohíos. Su vestido principal era la manta y esto por razones climáticas. Como útiles de uso doméstico podemos citar: petacas, canastas, tinajas, múcuras, budares, chorotes, totumas, carnazas y jícaras. Sus adornos consistían en águilas de oro u otros materiales, collares de quiripa (pequeñísimos discos fabricados con conchas que poseían un hueco central), piedras talladas, huesecillos, semillas vegetales y ilautos o penachos de plumas de diversos colores. Sus instrumentos musicales consistían principalmente en chirimías, guaruras, quenas, flautas, tambores y maracas.»
Agricultura.Entre los pueblos indígenas de América que tuvieron una economía propia basada principalmente en la agricultura se destaca el de raza Tatuy. El conuco constituía el centro de dicha actividad y en relación a ella desarrollaron importantes técnicas agrícolas, consistentes principalmente en andenes o catafós, esto es, terrazas de cultivo; también poseían silos para el almacenamiento de frutos. Dichos silos se denominaban mintoyes que servían al mismo tempo de sepulturas. Para el regadío se valían de estanques artificiales que ellos nombraban chimpúes o quimpúes, así como de numerosas acequias para conducir el agua a sus barbechos y conucos. La recolección de sus cosechas era por medio de convites que llamaban callapos. Predominaba entre ellos el trabajo comunitario.Los principales cultivos de los aborígenes del pueblo Tatuy fueron: Maíz, papa, frijol, batata, arracacha o apio americano, cacao, curas o aguacates, chuñes, auyamas, chirimoyas, curabas, guanábanas, guayabas, papayas, ajíes, achiote, parchita, chayota, juquián y tabaco. Posteriormente, a la llegada de los españoles, se introdujeron otros cultivos como el de la yuca dulce, café (planta originaria de Etiopia), trigo (cereal procedente de Mesopotamia), arveja (leguminosa del Sur del Caucase), cambur (proveniente del África) y caña de azúcar (gramínea del Sudeste de Asia).Productos y Comercio.Los principales productos del pueblo Tatuy fueron: Urao, chimó, cerámica (mucuras, chíriguas o chirguas, tínajas, budares, chorotes), cestería (canastos, petacas), tejidos (mantas, cabuyas, mañizas, chácaras, costales), cuero de venado, carne de venado, ornamentas de venado.Tuvieron una gran actividad comercial, tanto entre ellos mismos como con las tribus de la costa sur del Lago de Maracaibo y los aborígenes de las llanuras de Barinas y Apure. De unos y otros, a trueque por productos agrícolas, principalmente maíz y papa, obtenían sal, pescado, píeles, carnes desecadas, venenos vegetales, flechas, mañoco, guayucos y adornos. Utilizaban como monedas águilas de oro o de otros materiales, sartas de quiripa, collares de cornalinas, ovillos de algodón hilado, urao y cacao. (parte de este comercio se efectúo atravesando el páramo de Los Conejos, para ese momento la ruta más corta fue la de la meseta donde se ubica la ciudad de Mérida, atravesando la sierra la Culata, por el páramo de Los Conejos, hasta Palmarito en el lago de Maracaibo. Otras rutas fueron empleadas, de allí los numerosos caminos que encontraron los europeos en su ingreso a las montañas merideñas. Estos senderos, el conocimiento de la ecología de los altos páramos, así como de la tecnología en la construcción de viviendas, la agricultura, la cría de animales y la producción de vestidos con textiles y cuero, le permitieron la estadía en esos lugares de páramo a los locales, en su respuesta de fuga y ostraccismo ante la invasión, conquista, exterminio y esclavitud de los aborigenes en la región por parte de los europeos).
Los aborígenes del Estado Mérida probablemente tenían conocimiento desde muy antiguo de las minas de cobre de Bailadores, y es casi seguro que llegaron a explotar las minas de oro y sal existentes en Aricagua, Municipio del Distrito Libertador. De éstas dos últimas existen testimonios escritos que confirman su existencia. (Esto promovió la comunicación y el comercio entre las diferentes regiones de la cordillera y los llanos del pie de monte barines y de Apure, el traslado, atravesando el intervalle del río Chama y la sierra La Culata, permitió el contacto con las llanura anegadiza del sur del lago de Maracaibo y la gran laguna; varias rutas pasaban por el páramo de Los Conejos)
» Mitologia y Religion. Eran politeístas. Adoraban al Sol y a la Luna y creían en un Ser Supremo que denominaban Ches. Al igual que en las grandes religiones americanas, dividían a sus dioses en machos y hembras, en buenos y malos. Tenían diversas fiestas religiosas como la del "Maíz Nuevo" y "La Bajada del Ches". A veces practicaban sacrificios humanos como en la Laguna de Urao al dios de las aguas o en el "Cerro de la Guaricha" de Pueblo Llano al dios sol. Sus sacerdotes se llamaban Mohanes o Mojanes y eran a la vez adivinos y curanderos. Especial culto rendían a la Serpiente que en su lengua llamaban "Tata-Cuá" que traducido literalmente quiere decir "Madre Culebra".Creían en un diluvio universal. Sobre el origen de las lagunas se cuenta que un día salieron de la laguna de Santo Domingo un hombre y una mujer con un cántaro. A medida que llegaban a un sitio de la Cordillera dejaban caer gotas de agua que se convertían en lagunas, hasta llegar a Lagunillas, sitio que escogieron para fundar la raza, en donde el cántaro se rompió y ellos desaparecieron dejando la población y la laguna más grande. También se habla entre ellos de la existencia de un lugar encantado poseedor de maravillosas riquezas, con mucuras y pailas repletas de oro, hombres, patos y animales del mismo metal. Probablemente lo que los españoles llamaron El Dorado. Don Tulio Febres Cordero logró rescatar los siguientes mitos:-El de Las Cinco Águilas Blancas.-La Leyenda del Díctamo.-El origen de la Laguna de Urao.-La Hechicera de Mérida.»
Terminología. Mirripuyes: Parcialidad Tatuy que habitaba la región de los pueblos de El Morro y Acequias.Zuhé:Sol.Chía:Luna.Ches:El Dios del pueblo Tatuy.Urao:Mineral Sesquicarbonato de soda hidratada. Los indios lo usaban y aún se usa para fabricar chimó. Se extrae de la laguna que existe en la población de Lagunillas y que unos llaman "Laguna de Urao" y otros "Yoama".» PersonajesCARIBAY: Personaje mitológico. Se dice que fue la primera mujer entre los indios Mirripuyes que habitaban la región donde están hoy situados los pueblos de El Morro y Acequias. Caríbay era el genio de los bosques aromáticos, hija del ardiente Zuhé y la pálida Chía. Aparece en el mito "Las Cinco Águilas Blancas" de Don Tulio Febres Cordero.MISINTA: Cacique de los indios Mucuchies, bajo cuyas órdenes se levantaron en armas contra los españoles, según relato de Don Tulio Pebres Cordero en su leyenda sobre el origen de la Laguna de Urao de Lagunillas.MISTAJA: Preciosa doncella india que, inconsolable por la proximidad de la muerte de su reina, sube en secreto al Páramo de los Sacrificios y ofrenda una joya de oro macizo en figura de águila al poderoso Ches para implorar sus favores. Efectivamente es oída por el Ches y, como si despertara de un sueño, consigue, a cambio de la ofrenda, verse rodeada de una planta fresca y aromática, cuyos secretos curativos le son revelados. Toma algunos manojos de aquella prodigiosa yerba y desciende del Páramo de los Sacrificios para presentarse ante su soberana agonizante. Esta recibe la planta como una medicina del cielo y cura inmediatamente. Era la yerba de los dioses nombrada Cumarina por los indios y que de alli en adelante, en razón de esta leyenda, pasó a denominarse díctamo real. De este relato se ocupa también Don Tulio Febres Cordero en sus famosos "Mitos de Los Andes".MURACHÍ: Ágil y valeroso guerrero. Primer caudillo de las Sierras Nevadas. Apasionado amante de la princesa Tibisay. Figura en la leyenda "La Hechicera de Mérida" de Don Tulio Febres Cordero. Según dicho relato Murachi muere en combate bajo el casco de los fieros caballos del conquistador.TIBISAY: Hermosa princesa de los indios de la Sierra. Para ella eran los mejores lienzos del Mirripuy, el oro más fino de Aricagua y el plumaje del ave más rara de la montaña. Fue el gran amor del altivo y valeroso Murachi. Su belleza era tan grande y deslumbrante que los españoles la llamaron "La Hechicera", tal como hoy se sigue nombrando en su recuerdo el valle que queda al pie del Monte Zerpa y que es lugar de cita para la juventud venezolana que cursa estudios en nuestra ilustre Universidad de Los Andes. Tibisay es el personaje central de la leyenda que por tal razón Don Tulio Febres Cordero tituló precisamente "La Hechicera de Mérida".TAMANAYRE: Gentil y noble cacique que residía en La Punta, a donde fue trasladada la ciudad de Mérida por el Capitán Juan Rodríguez Suárez el 1° de noviembre de 1558, después de haberla fundado el 9 de octubre de ese mismo año en la población de San Juan, antiguo territorio de los Mucuúnes. Tamanayre es un personaje que tiene mucho que ver con el proceso histórico de nuestra actual Ciudad de los Caballeros, ya que en sus predios tuvo ésta su verdadero origen.YOAMA: La Venus de los indios de Jamuén y Mucuún de Lagunillas. Nombre dado por éstos a la Laguna de Urao que aun existe en homenaje a su diosa de la belleza.
http://www.tatuy.org/tuy_cult.php
Sus prácticas curativas estaban asociadas a las funciones religiosas y mágicas de sus sacerdotes o Mohanes. Eran expertos en la preparación de bebedizos a base de hierbas medicinales, cuyas virtudes curativas conocían a perfección. Poseían conocimientos ancestrales para reducir las lujaciones y provocar la soldadura de los huesos rotos, logrando en otros casos curaciones que hoy día sorprenderían.»
Lengua. Hablaban la lengua Mucu. Muchos de los nombres geográficos del Estado Mérida llevan esta radical: Mucuchies, Mucurubá, Mucutuy, Mucuchachí, Mucujepe, Mucujún, Mucubaji. No es correcto identificar los nombres indígenas de cada sitio, tomados a su vez como los nombres de cada tribu, con un dialecto o lengua particular. La presencia tan marcada de la radical "Mucu" en la toponimia indígena de esta región es un claro indicio de que hablaban una sola lengua ya identificada anteriormente, la cual tenia predominio sobre algunos dialectos extraños de procedencia Giro, Motilón, Guajiro o Cuica.» Mucunimia (Nombres en Lengua Mucu)La mayoría de los nombres geográficos del Estado Mérida son de procedencia indígena. En el trabajo del que es una síntesis este compendio se registraron 392 topónimos en lengua Mucu y 132 vocablos que se refieren a cosas, animales y plantas de uso actual en el habla de esta región. En muchos casos hubo intentos de sustituir los nombres indígenas por nombres españoles. Es el caso del río principal del Estado que los españoles llamaron Guadiana. Sin embargo, prevaleció la designación indígena y por eso se le dice Chama. Se da el caso también que por Ley de División Territorial de 1904 se creó la Parroquia Libertad del Distrito Libertador cuya capital se llamaba también Libertad. La reacción de sus habitantes no se hizo esperar en el sentido de que le fuera devuelto el nombre aborigen a dicha población. Y por ese motivo, la Asamblea Legislativa del Estado Mérida por Decreto del 25 de abril de 1977 restituyó dicho nombre quedando el de Municipio Canagua, Capital Canagua, Distrito Arzobispo Chacón. Son hechos que confirman la fuerza ancestral de un lenguaje perdido en la noche de los tiempos idos.»
VocabularioLa siguiente lista de palabras tiene su origen en la lengua Mucu de la Cultura Tatuy. Citamos sólo las más conocidas:Achiote: Bixa Orellana. Onoto.Ajiaco: Alimento preparado con arveja cocinada y aliñada con auyama, chayota, berenjena, papa.Arracacha: Apio americano.Budare: Tiesto hecho de barro cocido en forma circular que sirve para asar arepas.Bura: Maíz.Cariaco: Maíz de color violeta oscuro.Catabre: Cesta de caña con tapa y cargador de cabuya.Corozo: Palma.Cuca: Cajeta para guardar chuñó. En un comienzo se fabricaron de calabacitas o jicaras, fruto del Crecentía cujete, vasija o depósito al que adosaban una tapa del mismo fruto, a veces artísticamente labradas. Posteriormente se hicieron con cachos de res. Estas calabacitas o envases se llaman CUCAS -como aún hoy se les sigue diciendo, de cuca, nombre dado a la coca en idioma quichua del Perú, ya que originalmente antes del uso o aparición del chimó se emplearon para depositar la coca que nuestros indios llamaban hayo.Cucay: Vasija rústica construida con el vacio fruto de una cucurbitácea o tapara grande a la que se adosa una cubierta o tapa del mismo fruto y tres cabuyas delgadas para colgar dicho envase. Se emplea como depósito para sal, café molido, etc.Cuchute: Alimento en forma de sopa preparado con arveja tostada y molida. Antiguamente se le decía chungute.Curo: Aguacate.Curuba: Planta trepadora. Sus frutos sirven para hacer refrescos.Chacara: Bolsa de cuero.Chaguar: Rozar.Chagüe: Roza, tala, labranza.Chimó: Sustancia negra glutinosa hecha del extracto de tabaco llamado moó mezclado con urao, a veces también con ceniza, salitre, etc.Chirasté: Antiguo baile religioso de los indios Mucuchies para impetrar a la diosa de la lluvia, agua para sus sementeras.Chiba: Aparejo o red hecha de cabuya o cuero para cargar verduras, maíz, etc. Chorote: Bebida hecha de cacao recocido al que se le ha quitado la manteca. Nombre de la vasija de barro en que se cuece el cacao para hacer dicha preparación.Escotero: Suelto, sin carga.Gocho: Animal que tiene los cuernos u orejas hacia abajo. Despectivo aplicado a los habitantes de Mérida y de los Andes venezolanos en general.Hayo:Nombre de la coca entre los indios de Mérida.Laucha:Pez de agua dulce que se encuentra en quebradas y arroyos de tierra fría.Maitín: Nombre del matapalo en Mérida.Mucura:Vasija de barro. Cántaro, ánfora.Piche:Podrido, descompuesto. Dicese principalmente de lascomidas.Pichero:Encurtido, ajicero.Pichirre:Agarrado, mezquino.Pichoso:Sucio.Quinchoncho:Leguminosa:Surrucucú: Lechuza, buho.Tarabita:Aparejo de cuerdas para pasar ríos caudalosos.Tisurí:Frijol pequeño de cultivo.Topia:Cada una de las piedras con que se hace un fogón de leña. Generalmente tres topias sirven para soporte de las vasijas en dicho fogones o cocinas.Tusa:Astil de maízAndres Marquez Carrero Compendio de la Obra “Aspectos Socio-Econimicos de la Cultura Tatuy, Merida 1985, Consejo de publicaciones de la ULA.cas, 1877)ALGUNAS PALABRAS SOBRE NUESTROS INDÍGENAS. (José Ignacio Lares)Cultivaban el maíz, del que hacían la chicha... También cultivaban el algodón que hilaban y tejían para hacerse sus vestidos y los ovillos de hilo para sus sacrificios... Además en ciertos lugares de Mucuchíes, donde nunca se ha sembrado, nace espontáneamente la papa, aunque sólo con unas pequeñas proyecciones tuberculosas en sus raíces. Hoy acostumbran los Mucuchíes que viven en los páramos, comer una conserva que resulta del corazón del frailejón, después de algún tiempo de haber quemado sus hojas. Es muy presumible que el uso de este manjar un tanto dulce, pero también un tanto acibaroso, les venga de sus antepasados. Era muy común, en todos los pueblos como lo es hoy, el uso de ají, pimiento americano, sabrosa, estimulante para el apetito.Puede decirse que cada pueblo (de la Cordillera de Mérida)... hablaba un dialecto distinto; pero todos derivados del Chibcha o muisca. ¿Es poco o nada lo que puede decir de estos dialectos¡VOCABULARIO (Dialecto Mucuchíes).Cabeza QuichamDulce ChiréOrejasTimabúmCacaoSpitiBocaMacabóLenguaChiquivuPlataSaisaiHuevos ChiquipáRoca CarichnuchAnimal TicagüaPies CujúHermano cuchésMuchachoSaríHijo, HijaGuacharéPadreCruchtatPeloMichúMadreCruchmanAguaChipuéCuevaMitoyPiedraApiráCasaChimanacótTierraTiiráPapasTiguisHombre, MujerMiyoiSalChapiCerteroChiquiréBASE QUE PERMITE IDENTIFICAR LA UNIDAD CULTURAL DE LOS ABORIGENES TATUYTierra de Los Indios.En la zona de Mucuchíes, cuenca alta del río Chama, Wagner (1970, 1988) encontró en sus excavaciones un porcentaje bastante considerable de tiestos relacionados con el tipo Mirinday Pintado, perteneciente a la Fase Mirinday establecida por ella. La presencia de esta muestra cerámica en Mucuchíes nos sugiere que esta zona se convirtió en un espacio de contrastación y confrontación del uno frente al otro que permitía el mantenimiento de las relaciones interétnicas entre los grupos que ocuparon la zona.Tomando en cuenta lo anterior, compartimos la tesis de Sanoja (1986) según la cual «Las áreas de distribución de la alfarería decorada con técnicas plásticas y la de la alfarería polícroma en el norte de la región andina, parecen sugerir de una gradual ocupación de los valles bajos y el piedemonte norandino por los fabricantes de esta última y un repliegue de los fabricantes de la alfarería decorada con técnicas plásticas hacia las regiones altoandinas...» (Sanoja, 1986: 13). Las movilizaciones de los grupos hacia los Andes «... estarían dadas por los requerimientos territoriales de los cacicazgos en general, y del cacicazgo norocidental en particular. Esta necesidad de obtener territorios y de someter a los grupos que los ocupan, es intrínseca a este modo de vida, e incluso, a la formación económico social como un todo» (Vargas, 1986: 28).Todo este cuadro socio-histórico explicaría, por un lado, la influencia del Arawak que presenta la lengua Timote, según el análisis sobre la fonética y morfosintaxis del Timote realizado por Arrieta (1992) y, por el otro, la presencia a nivel geográfico de diferencias léxicas de los grupos que hemos considerado como pertenecientes a la lengua Timote en la región de Mérida. Para el Timote hemos determinado la presencia de los radicales /mu/ y /mo/ como característico de la lengua, así como una variación entre la frecuencia de uno y otro que reflejaría la presencia de dialectos locales pertenecientes a dicha lengua y que estaría reflejando diferencias a nivel de la conformación de grupos étnicos dentro de un mismo territorio.La otra oleada poblacional a la cordillera tiene que ver con poblaciones que penetran desde la zona sur-occidental del Lago de Maracaibo en una época anterior al siglo V de nuestra era. Este grupo étnico se corresponde arqueológicamente con la «Fase Chiguará» (Sanoja y Vargas 1967), «Llano Seco» (Ramos 1990), «Estanquez» (Gordones 1995), en la cuenca baja del río Chama y «La Matica», en la cuenca baja del río Mocotíes.Desde el punto de vista arqueológico estos sitios se caracterizan, por un lado, por una cerámica que presenta una decoración plástica con incisiones lineales que en su conjunto forman motivos geométricos, apliques antropomorfos en los bordes de las vasijas, pintura roja en los bordes y labios de las piezas; por la presencia de entierros secundarios en urnas funerarias con apliques antropomorfos y entierros directos flexionados; y por el otro, por una ausencia de vasijas trípodes, figurinas antropomorfas y entierros en cámaras funerarias, elementos característicos en la zona alto andina de Mérida y Trujillo.Los materiales cerámicos y las formas de enterramientos reportados para estos sitios nos permiten establecer relaciones de estos contextos arqueológicos merideños con la Fase Onia y Fase Zancudo de la cuenca sur-occidental de Lago de Maracaibo, más específicamente con los tipos Zancudo Rojo, Ranchón Naranja, Zancudo Blanco (Sanoja y Vargas 1967, 1970; Sanoja 1969; Vargas 1990), Chiguará, Llano Seco, Estanquez y La Matica, en la cordillera de Mérida, comparten con Zancudo Rojo, Ranchón Naranja, Zancudo Blanco y Zancudo Alisado el antiplástico de arena, el predominio de la decoración plástica basada en líneas incisas, el punteado, la aplicación de figuras antropomorfas y zoomorfas en la parte externa de las vasijas, los entierros secundarios en urnas y la presencia de pintura roja combinada con decoración plástica.La presencia de urnas funerarias desgrasadas con arena y apliques antropomorfos, es un aspecto sumamente importante en la relación existente entre los materiales arqueológicos de Llano Seco cuya cerámica guarda estrecha relación con la cerámica de Chiguará, Estanquez y La Matica, con los sitios ubicados en la cuenca sur-occidental del Lago de Maracaibo (Sanoja 1968; Sanoja y Vargas 1970; Gordones 1995). Las urnas funerarias con desgrasante de arena, también han sido reportadas, para los sitios de Zancudo (Sanoja 1968) y el Diluvio (Arvelo y Wagner 1986) en la cuenca sur-occidental de Lago de Maracaibo.Según Vargas, la Fase Oniatiene correspondencia con la penetración de grupos Barí en la cuenca sur-occidental del Lago de Maracaibo. Onia tiene una ocupación que abarca desde 1000 d. C. hasta 1630 d. C. Las evidencias sugieren la existencia de viviendas multifamiliares, además la existencia de vasijas de forma cónica de cuello alto y bases recubiertas con arcilla e impresiones de tejidos, le permiten establecer una relación directa con las viviendas multifamiliares, con las formas de vasijas y elaboración de tejidos de los grupos Barí actuales (Vargas 1990).
Lo que hoy se conoce como el Estado Mérida, fue asiento de la civilización Tatuy conformada por varias comunidades indígenas, entre las más numerosas sobresalían Los Timotes, Mucuchies, Mucujunes, Mocanareyes, Macacteas, Tateyes y Tabayes.Eran hombres pacíficos y sedentarios de baja estatura, de cortas extremidades, cráneo mediano, cabello largo y lacio, frente estrecha, barba lampiña, color de tez broncinea y pómulos salientes. Hábiles agricultores con gran sentido ecológico, cultivaban yuca dulce, maíz, frijoles, quinchonchos, tisuríes, arracanchas, malangá, ahuyamas, zapallos, ajíes, piñas, chirimoyas; con el tabaco preparaban chimó, utilizaban el cacao para hacer el chorote y con el algodón confeccionaban mantas y velas. Domesticaban aves como el paují, tórtolas, guacharacas, pava de monte, pájaros canoros, picures y acures. Mantenían una dieta pobre en proteínas, lípidos y hortalizas, aunque consumían gran cantidad de féculas.Se agrupaban en pequeños pueblos con casas de piedra, bahareque y techos de paja. Dedicados a la cestería y cerámica utilitaria, usaban amuletos de piedra y adoraban ídolos de piedra y barro. Se caracterizaban por ser poco amantes de la música, aunque realizaban ceremonias a sus deidades con rituales de pantonímias y danzas con acompañamiento de instrumentos musicales como maracas y flautas. Hablaban la lengua Mucu, su calendario se basaba en 360 días y empleaban el sistema de numeración decimal.
http://www.merida.gob.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=95:merida-de-venezuela&catid=51:conoce-merida&Itemid=72
TATUY RAZA ABORIGEN DEL ESTADO MERIDA
Posee un remontísimo origen, pues Tatuy significa precisamente "Lo más antíguo". De ahí viene la palabra Taita, es decir padre o abuelo que es el concepto que ellos tenían de si mismos respecto a los demás indígenas de América. Hacia las llanuras de Barinas y Apure, por el Sur, colindaban con los Giros de estirpe Caribe. Por el Este, con los cuicas de Trujillo, por el Oeste con los Motilones y otras etnias del Estado Táchira. Por el Norte, los Tucaníes, Bobures, Quiriquires y otras tribus de la Costa Sur del Lago de Maracaibo.
Tenían un sistema de numeración decimal y un calendario nombrado en su lengua Quibaro o Piedra para medir el tiempo, que representaba un año de 360 días. Del mestizaje de los Tatuyes y conquistadores europeos surgió la actual raza de los andes de Mérida en Venezuela. De ahí proceden los merideños.
Hablaban la lengua Mucu. Muchos de los nombres geográficos del Estado Mérida llevan este radical: Mucuchíes, Mucurubá, Mucutuy, Mucuchachí, Mucujepe, Mucujún, Mucubají. No es correcto identificar los nombres indígenas de cada sitio tomados a su vez como los nombres de cada tribu, con un dialecto o lengua particular. La presencia tan marcada de la radical Mucu en la toponimia indígena de esta región es un claro indicio de que hablaban una sola lengua ya identificada anteriormente, la cual tenía predominio sobre algunos dialectos de procedencia Giro, Motilón, Guajiro o Cuica.
Eran politeistas. Adoraban al Sol y a la Luna y creían en un Ser Supremo que denominaban Ches. Al igual que en las grandes religiones americanas, dividían a sus dioses en machos y hembras, en buenos y malos. Tenían diversas fiestas religiosas, como la de Maíz Nuevo y la Bajada del Ches. A veces practicaban sacrificios humanos como en la Laguna de Urao o en el Cerro le Guaricha de Pueblo Llano al dios sol. Sus sacerdotes se llamaban Mohanes o Mojanes y eran a la vez adivinos y curanderos. Especial culto rendían a la Serpiente que en su lengua llamaban Tatá-Cuá que traducido literalmente quiere decir Madre Culebra.
Agricultura.
Entre los pueblos Indígenas de América que tuvieron una economía propia basada en la agricultura se destaca el de raza Tatuy. El conuco constituía el centro de dicha actividad y en relación a ella desarrollaron importantes técnicas agrícolas, consistentes principalmente en andenes o catafós, esto es, terrazas de cultivo: también poseían silos para el almacenamiento de los frutos. Dichos silos se denominaban minyotes que servían al mismo tiempo de sepulturas. Para el regadío se valían de estanques artificiales que ellos nombraban chimpúes o quimpúes, así como de numerosas acequias para conducir el agua a sus barbechos y conucos. La recolección de sus cosechas era por medio de convites que llamaban callapas. Cultivaban maíz, papa, frijol, batata, arracha o apio americano, cacao, curas o aguacates, churíes, auyamas, chirimiyas, curubas, guanábanas, guayabas, papayas, ajíes, achioote, parchita, chayota, juquián y tabaco. Posteriormente a la llegada de los españoles, se introdujeron otros cultivos como el de la yuca dulce, café (originario de Etiopía), arveja (Leguminosa del Sur del Cáucaso), cambur (provenientes de África), y caña de azúcar (Gramínea del Sudeste de Asia).
Su alimentación era eminentemente vegetariana y la complementaban a base de pescado. Consumían carne de aves y animales de monte, así como de curíes que críaban junto a pavos domésticos, el maíz era la fuente principal del la dieta diaria. Vivían en casas o bohíos, su vestido principal era la manta. Como útiles de usos domésticos podemos citar: pecetas, canastas, tinajas, múcuras, budares, chorotes, totumas, camazas y jícaras. Sus adornos consistían en águilas de oro u tros materiales, collares de quiripa (pequeños discos fabricados con conchas que poseían un hueco central), piedras talladas, huesecillos, semillas vegetales y llautos o penachos de plumas de diversos colores. Sus instrumentos musicales consistían principalmente en chirimías, guaruras, quenas, flautas, tambores y maracas.
Los principales productos del pueblo Tatuy fueron: Urao, chimó, cerámica (múcuras, chiriguas o chirguas, tinajas, buadres, chorotes...) cestería (canastos, petacas...) tejidos (mantas, cabuyas, maruzas, chácaras, costales...)
Comercio.
Sus prácticas curativas estaban asociadas a las funciones religiosas y mágicas de sus sacerdotes o mohanes. Eran expertos en la preparación de bebedizos a base de hierbas medicinales, cuyas virtudes curativas conocían a perfección. Poseían conocimientos ancestrales para reducir las lujaciones y provocar la soldadura de los huesos rotos, logrando en otros casos curaciones que hoy día sorprenderían.
Se transcribe un conjunto de trabajos efectuados por investigadores en distintos tiempos, que aportan luces para entender lo relacionado con el tema del asentamiento de grupos aborígenes en el páramo de Los Conejos, en la etapa precolombina. Las investigaciones explican el asentamiento y evolución de las comunidad aborigen, en lo que hoy es el territorio del estado Mérida, las investigaciones contextualizadas explican la posibilidad, con bastante certeza, de probar la existencia de asentamientos de grupos humanos en las montañas del páramo en estudio, con base a lo anterior, se cita el trabajo de Eaglee, esta investigadora fija fecha de por lo menos en trescientos años antes de la llegada de los españoles a la región, la presencia y detección de actividades por grupos étnicos locales en la zona.
Propiedad comunal indígena y posesión comunera campesina en Mérida,
Venezuela, siglo XIX.
Edda O. Samudio A.
Universidad de Los Andes
Mérida-Venezuela
El estudio se centra en el análisis de dos modalidades de propiedad de la tierra que estuvieron presentes en Mérida el siglo XIX. Se plantea el proceso por el cual, en nombre de los postulados liberales, se legisló la liquidación de la propiedad comunal indígena, mediante el reparto de sus resguardos, mientras por otra parte, se consolida y fundamenta jurídicamente la propiedad o posesión comunera, con limitaciones en cuanto a su perdurabilidad. Se estudia comparativamente las características y comportamiento de ambas modalidades de tenencia, con la constante manifestación del dilema individuo y comunidad, que propugnaba la eliminación de la propiedad colectiva, característica relevante de la política agraria del siglo XIX.
2−. ¿De que forma utilizaron los indígenas venezolanos los recursos naturales?
2.1Las comunidades Indígenas y el uso de las aguas
En el desarrollo de las comunidades indígenas ocupó un lugar determinante el uso del agua. Las aldeas indígenas se ubicaron en las riberas de los ríos, debido a las facilidades para obtener agua y pescar, descubrieron la utilidad del agua para la irrigación de las tierras en los cultivos. Después construyeron sistemas de riego, embalses para almacenar el agua y canales para llevar el agua al estanque. De esta manera, aprendieron a utilizar el agua de una manera racional y obtener mayores beneficios de ella.
2−2 Las comunidades indígenas y el uso de los bosques y selvas.
Los grupos indígenas también utilizaron en forma racional algunos recursos de los bosques y selvas. Obtenían la madera y las fibras necesarias para la construcción de utensilios de trabajo, viviendas y embarcaciones. Con las fibras vegetales desarrollaron las tenerías para elaborar vestidos, hamacas, cestas y chinchorros.
Los grupos indígenas que se establecieron en las montañas se destacaron en la caza de animales silvestres como el venado, la lapa, el conejo, las aves. De estos animales, utilizaron la carne en la alimentación; la piel para cubrirse, las plumas como ornamento y los huesos para elaborar objetos. Aprendieron a utilizar el barro para la elaboración de utensilios domésticos y objetos decorativos.
Aprendieron a explotar el suelo para obtener un mayor beneficio en los cultivos. Realizaban siembras en surcos para facilitar el riego, y emplearon la roza y la quema. Cultivaron plantas alimenticias como la yuca, el maíz y plantas textiles como el algodón, con cuya fibra confeccionaron sus vestidos.
3−. Evolución cultural de los aborígenes venezolanos que practicaron el uso y la explotación de los recursos naturales.
Boletín Antropológico. Año 22, Nº 60, Enero-Abril 2004,ISSN: 1325-2610. Universidad de Los Andes. Mérida.
El poblamiento prehispánico de la Cordillera Andina de Mérida-Venezuela
En el artículo se exponen las propuestas que elaboraron en distintas épocas diversos/as intelectuales venezolanos/as en torno al origen étnico de los antiguos habitantes de la cordillera andina de Mérida-Venezuela para proponer, a partir de las evidencias arqueológicas y de los toponímicos y antroponímicos presentes en los documentos de los siglos XVI y XVII, un nuevo modelo que explique el poblamiento y el origen étnico de los habitantes prehispánicos de Los Andes merideños.
Gladys Gordones Rojas
Lino Meneses Pacheco
Gladys Gordones y Lino Meneses. El poblamiento prehispánico de la Cordillera ... pp. 37-71.
Boletín Antropológico. Año 22, Nº 60,Enero-Abril 2004,ISSN: 1325 -2610. Universidad de Los Andes. Mérida.
Planteamientos de los pioneros
La inquietud por descifrar quiénes eran los antiguos grupos étnicos que habitaron los andes merideños se remonta a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, época que marca los inicios de la ciencia antropológica en Venezuela. Los trabajos de José Ignacio Lares (1950), Adolfo Ernst (1913), Gaspar Marcano (1971), Julio César Salas (1971- 1997) y Alfredo Jahn (1973), muestran un incesante empeño por esclarecer los orígenes étnicos de los antiguos habitantes de la Cordillera. José Ignacio Lares escribió en el año 1883 la obra: «Etnografía del Estado Mérida» (1950), para exponer su tesis sobre las primeras razas que poblaron la Cordillera Andina de Mérida que «Con frecuencia se han llamado Muiscas los pueblos indígenas que habitaban la antigua provincia formada de Táchira y Mérida» (Lares, 1950: 13). Según Lares, había en la Cordillera merideña una multitud de pueblos más o menos populosos con distintos nombres que se adjuntaban bajo la denominación de Timotes y que eran gobernados cada uno por un cacique (Lares, 1950).
«Los Timotes, pues que así los llamaré, tenían por confinantes los pueblos siguientes: al norte, o sea sobre las orillas del Lago, los Bobures y Motilones; al sur sobre el arranque de los llanos, los Toboros, Caros y Coyones. Al Oeste los Mombures y Aviamas del Táchira, dependientes o confinantes de los Chitareros; y al Este la nación de Cuicas, que, compuesta de pueblos de distintos nombres, habitaban lo que es hoy Estado Trujillo. Los límites que tenían señalados entre sí, los Timotes y Cuicas, son precisamente los mismos que dividen hoy los estados Mérida y Trujillo.» (Lares, 1950: 14).
Por otro lado, Adolfo Ernst en sus «Apuntes para la Etnografía Precolombina de la Cordillera de los Andes» plantea, a diferencia de Lares, y a partir del análisis de algunas piezas arqueológicas y del vocabulario compilado por el primero, que los habitantes precolombinos de la cordillera de Mérida pertenecían al «... grupo étnico cuyo centro fue la altiplanicie de Cundinamarca, y así no es extraño que se encuentren también en los santuarios de Mérida y Trujillo numerosas figuras de ranas hechas deserpentina, puesto que entre los chibchas la rana era símbolo de la benéfica.
diosa que en la lluvia daba a la tierra nueva fertilidad, y nuevas cosechas al hombre.» (Ernst, 1913: 791).
Entre los años 1890 y 1891 Gaspar Marcano publica en el Bulletin de la Société D’ Anthropologie de Paris, la etnografía precolombina de Venezuela relacionada con los indios Piaroas, Guahibos, Goajiros, Cuicas y Timotes. A partir del análisis de restos óseos y de piezas arqueológicas de cerámica y lítica, se pregunta qué nombre tenían los habitantes precolombinos de Mérida y señala que «... En Mucuchíes habrían residido los indios del mismo nombre; en Burrero los Cuicas.... el señor Lares sostiene que timotes es la designación colectiva que convendría aplicar a todas las tribus precolombinas que han habitado la Cordillera de Mérida hasta el valle de Motatán. Los timotes se subdividían en veintiocho tribus...» (Marcano, 1971: 305).
En el mismo debate de José Ignacio Lares, Julio César Salas propone que el territorio que actualmente ocupa el estado Mérida estaba habitado, entre otras, por una familia indígena llamada «Chama» (Salas, 1971). Según Salas «La familia indígena que convencionalmente apellidamos Chama la componen un multitud de tribus independientes que para la época de la conquista habitaban el territorio del actual estado Mérida de Venezuela, naciones que poseían unas mismas costumbres y nexos muy estrechos entre sus diferentes lenguas; afirmación esta última que se basa en la identidad de nombres geográficos, en los cuales predomina una sola radical.» (Salas, 1971: 143).
Posteriormente, Salas en su obra «Etnografía de Venezuela» (1997), indica que «En otra parte denominamos Chamas a los aborígenes de Venezuela de suave natural del estado Mérida, nombre convencional del nombre indígena del río cuya cuenca están situadas casi todas las tribus en cuya toponimia es superabundante la radical Mucu, pero en atención a que las tribus Tucanes, Torondoyes y las varias que comprende la nación Timotes, tienen también en su toponimia la radical Mucu y quedarían fuera de aquella denominación, por pertenecer a otras hoyas hidrográficas, creemos más comprensivo para todas estas tribus de suave natural de Mérida el nombre de Indios Mucus...» (Salas, 1997: 14).
Para Julio César Salas existían en la Cordillera Andina de Mérida
diversos grupos étnicos con distintas parcialidades (Salas, 1997). El mapa étnico de Mérida estaba integrado, según Salas por:
1. Los indios Mucus que se localizaban en las Cuencas del río Chama, Motatán y Torondoy (Salas, 1997).
2. Los indios Giros o Giraharas ubicados hacia el extremo de la cordillera de Mérida que vierte hacia los Llanos de Barinas a través de las aguas de los ríos Canaguá, Caparo, etc., y hacia la zona de Bailadores y Guaraque (Salas, 1997).
3. Los indios Quiriquires o Güigüires y Motilones que vivían hacia las tierras del sur del Lago de Maracaibo (Salas, 1997).
Por su parte Alfredo Jahn (1973) plantea la existencia de un solo grupo denominado Timote para toda la región de los Andes Venezolanos.
Este planteamiento se sustentaba en el hecho de que «Los Kuikas o sea los aborígenes trujillanos, hablaban la misma lengua que sus vecinos occidentales, los merideños y por esta razón debemos considerarlos como miembros de la gran nación Timote, pobladora de toda nuestra región andina de Trujillo y Mérida» (Jahn, 1973: 87). «... la lengua Timote y todos sus dialectos de Trujillo y Mérida forman un grupo aparte que no tiene cabida en ninguno de los grupos lingüísticos establecidos» (Jahn, 1973: 114).
De igual forma, expone que «El contacto en que vivían Aruacos y Timotes, en lo que corresponde a Mérida, ha debido ser la causa de las concordancias lingüísticas que algunos autores han denunciado entre ambas lenguas» (Jahn, 1973: 137).
Miguel Acosta Saignes, define a partir de las características lingüísticas y culturales el «Área de los Andes Venezolanos» como una «...prolongación, dentro del territorio venezolano, de las culturas andinas,representadas por los Timoto-Cuicas» (Acosta Saignes, 1954: 67).
Los nuevos planteamientos
La definición de Timote es la que ha sido utilizada con mayor frecuencia para referirse a los antiguos pobladores de Los Andes merideños. Al respecto Jorge Mosonyi considera muy probable la hipótesis de Jahn sobre la existencia de una sola lengua denominada Timote que «... hasta donde se sabe hoy en día era lingüísticamente autóctona no formaba parte de los Arawacos, ni de los Caribes, ni de los Chibchas...»
(Mosonyi, 1986: 35). Los hermanos Mosonyi plantean que: «En Los Andes venezolanos, particularmente en la zona de Mérida y Trujillo, tenían su asiento los pueblos timoto-cuicas, los cuales, hasta donde se sabe hoy en día, eran lingüísticamente autónomos, y no formaban parte de los arahuacos, ni de los caribes, ni de los chibchas, aunque guardaban afinidades culturales y económicas con estos últimos.» (Mosonyi, E. y Jorge M., 1999: 54).
Para Jacqueline Clarac de Briceño «... la generalización del nombre Timotes no tiene ninguna base (...)Los documentos que consultamos no indican jamás un nombre que pudiera servir de base para clasificar genéricamente a los indios andinos.» (Clarac, 1985: 46). En este orden de ideas, propone de acuerdo con Salas, el nombre de Mucu-Chama para el grupo étnico que ocupó los territorios que hoy conforman el estado Mérida (Clarac, 1985).
Los Mucu-Chamas, según Clarac de Briceño, «... ocupaban la región que conocemos en la actualidad como estado Mérida, y cuyos principales centros prehispánicos fueron aparentemente Zamu, Macaria (o Mucuria?), Chama, Mucuchíes y Timotes» (Clarac, 1985: 50). Ahora bien, Clarac apunta que «Podríamos clasificar también conjuntamente a los Cuicas y a los Mucu-Chamas, pues ... pertenecían todos a una misma cultura con pocas variantes...» (Clarac, 1985: 50).
Recientemente, Clarac propone para la «...sociedad que precedió durante varios siglos en la cordillera de Mérida el nombre de Tha-Ku’wa que le dan hoy los Tunebos colombianos, o el de «Mu-Cu» que los propios habitantes utilizaron con tanta frecuencia para referirse a sí mismos y a su tierra» (Clarac, 1996: 27).
En 1996, plantea ella que la población de la Cordillera se constituyó en el devenir del tiempo por diversas oleadas migratorias. La primera, según su hipótesis, fue un grupo instalado desde un tiempo indeterminado cuya historia es poco conocida. El segundo grupo étnico llegó, según Clarac, al comienzo de nuestra era; por su cultura, religión, patrones funerarios, técnicas agrícolas y mitología puede ser ubicado en la cultura chibcha, siendo la población actual de la Cordillera de Mérida descendiente de ésta. Un tercer grupo relacionado con la cultura arawak llegó más tarde hacia el siglo IX de nuestra era (Clarac, 1996).
Para Clarac «El nombre del segundo grupo habría sido U’wa (nombre también de la «tijereta» que es un tipo de golondrina) (....) según la mitología tuneba (grupo chibcha actual) acerca de los orígenes y migración de sus antepasados (...), los tunebos habrían migrado a Colombia saliendo de la Cordillera de Mérida a la cual llaman todavía en su lengua (tronco chibcha) «La Mujer Joven del Sol...» (Clarac, 1996: 26). Basada en Ann Osborn (1985), sugiere que «El nombre particular del grupo de Mérida habría sido «THAKUWA» o THA-K-U`WA, lo que significaría en tunebo «Gente Mayor» o «Gente hacia atrás»...» (Clarac, 1996: 26).
Sobre esta discusión, la perspectiva arqueológica en sus inicios ha aportado muy poco, debido a que la mayoría de los trabajos han estado orientados a la descripción de los materiales arqueológicos. Los primeros trabajos arqueológicos sistemáticos se inician en los años cuarenta del siglo XX con las investigaciones de Alfred Kidder II (1944), Cornelius Osgood y George Howard (1943) y J. M. Cruxent (1982). Con estos trabajos se realizan, en el caso de la Cordillera de Mérida, por primera vez, construcciones tipológicas y estilísticas del material arqueológico.
En el año 1948, José María Cruxent trabajó un sitio de habitación prehispánico en la Cuenca Alta del río Chama, en Chipepe, Mocao Bajo, Mucuchíes. Cruxent localizó un mintoy superficial y 224 tiestos cerámicos aflorados que posteriormente le sirvieron para postular junto con Irving Rouse el Estilo Chipepe (Cruxent y Rouse, 1982). Según estos autores, el Estilo Chipepe está relacionado con el Estilo Mirinday del estado Trujillo, perteneciente al horizonte Tierroide; sobre la base de esta comparación lo incluyen cronológicamente en el período IV. (Cruxent y Rouse, 1982).
A finales de los años sesenta del siglo XX, la cordillera Andina de Mérida es comenzada a estudiar sistemáticamente a través de proyectos arqueológicos adelantados por Erika Wagner (1970 y 1980) e Iraida Vargas y Mario Sanoja (1967, 1969). Los proyectos de investigación van a suministrar datos importantes para la comprensión de la dinámica étnica de la cordillera en tiempos prehispánicos.
En el marco del Proyecto «Arqueología del Occidente de Venezuela» (Sanoja y Vargas 1967, 1969 y 1970), Iraida Vargas realiza investigaciones arqueológicas en la localidad de Tabay, más específicamente en el sitio de San Gerónimo, que es tipificado por ella como un sitio de habitación que se remonta, según las fechas radiocarbónicas obtenidas, entre 970 a 1310 años después de Cristo (Vargas , 1969).
La tradición plástica presente en San Gerónimo está relacionada:
«Hacia el norte (Trujillo y Lara), existían con anterioridad (....), otras fases posiblemente pertenecientes a la misma tradición plástica. La Fase Miquimú (Wagner, 1967, R.C. 650 D. C.), comparte con San Jerónimo las vasijas trípodes del tipo incensario, las vasijas globulares o subglobulares trípodes de patas sólidas, las asas acintadas de sección circular, las asas festoneadas de sección oval, así como las cadenetas incisas, las tiras de arcilla aplicadas onduladas y los pectorales de piedra». Igualmente Vargas plantea que «La tradición plástica de la cual San Gerónimo parece formar parte,debe haber persistido hasta períodos muy tardíos lo cual se evidencia por la presencia de elementos característicos de esta tradición mezclados con cerámica polícroma en el Chao y Mirinday, Fase Mirinday (Wagner, R.C. 1350 D.C) y en Carache (Kidder II, 1944), Guadalupe (Sanoja, 1963),etc.» (Vargas, 1969: 124).
Simultáneamente al trabajo de San Gerónimo realizado por Vargas, Mario Sanoja realiza excavaciones arqueológicas en la localidad de Chiguará, obteniendo material cerámico considerable y enterramientos en urnas funerarias (Sanoja y Vargas, 1967).
Para Sanoja y Vargas existen diferencias entre la Fase Chiguará y la Fase San Gerónimo, ya que la primera se vincula más con los sitios arqueológicos ubicados hacia el Sur del Lago de Maracaibo (Sanoja y Vargas, 1967: 42).
A finales de 1967 y comienzos de 1968, Erika Wagner excava los sitios de La Era Nueva y Mocao Alto en Mucuchíes, cuenca alta del río Chama (Wagner, 1970 y 1980). La Era Nueva fue considerado como un sitio de habitación y Mocao Alto fue catalogado por Wagner como un sitio de habitación asociado a un cementerio y un taller de placas aladas, remontándose ambos sitios, según fechas radiocarbónicas obtenidas de estas excavaciones, a un período de ocupación que oscila entre 450 y 1120 años antes del presente, es decir período IV (1150-1500 D.C) de la cronología regional de Cruxent y Rouse (Wagner, 1970).
Según Wagner «... El material arqueológico de los yacimientos de Chipepe, San Gerónimo, El Mocao Alto y La Era Nueva es lo suficientemente similar como para considerar que es producto de un solo grupo humano y lo hemos asignado a la fase Mucuchíes...» (Wagner 1970: 181). «La fase Mucuchíes comparte una serie de rasgos con otras fases dentro y fuera deVenezuela. Así notamos similitudes con Mirinday, Betijoque, La Mulera, Dabajuro y Tierra de los Indios del occidente de Venezuela. Mucuchíes también comparte una serie de rasgos con la fase Miquimú del área de Carache (cerámica tosca y la presencia de «alas de murciélago»). Cronológicamente, Miquimú es anterior a Mucuchíes (período III) y es muy probable que Mucuchíes recibió influencias del área de Carache...» (Wagner, 1970: 183).
Planteamientos arqueológicos recientes
A partir de los años ochenta del siglo XX el Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez de la Universidad de Los Andes empieza a desarrollar con intensidad las investigaciones arqueológicas en el área metropolitana de la ciudad de Mérida, en la cuenca alta del río Chama y en Lagunillas, en la cuenca media del mismo río (Niño,1988; Ramos 1990;Gordones y Meneses 1992; Meneses y Gordones 1993; Gordones, 1995).
Por un lado, las excavaciones arqueológicas en el área metropolitana de la ciudad de Mérida, más específicamente en Loma de la Virgen (Ramos 1988a) Loma de San Rafael (Ramos,1988b) y la Hacienda San Antonio (Gordones y Meneses 1992) en La Pedregosa, Cerro las Flores (Niño 1988a, 1988b) en la Hechicera; y por el otro, en Escagüey (Niño 1990) y Mucurubá (Meneses y Gordones 1993), en la cuenca alta del río Chama, permitieron documentar y complementar las evidencias arqueológicas presentes en San Gerónimo (Vargas 1969) y Mocao Alto (Wagner 1970) que mencionamos en líneas anteriores.
Las excavaciones arqueológicas en el sitio de Llano Seco, Lagunillas, cuenca media del Chama (Ramos 1990), permitieron obtener, para esta zona de la cordillera de Mérida poco estudiada, entierros primarios y en urnas, abundante cerámica y fechamientos. Para Llano Seco la datación por medio de termoluminiscencia permitió obtener «... fechas de 1510 y 1520 años a.p. Tales datos relacionan a Llano Seco con otros sitios de la Cordillera de Mérida datados entre 600 y 1300 años d.c, como Mucuchíes y Tabay. Sin embargo, atendiendo al análisis comparativo de la alfarería de estos yacimientos y otros de la cuenca baja del Chama, observamos una estrecha relación entre Llano seco y sitios del sur del Lago de Maracaibo, como Zancudo, Onia y El Guamo...» (Ramos, 1990: 37).
A nivel cerámico, Llano Seco está estrechamente relacionado con el sitio de Estanquez en la misma cuenca media del río Chama (Gordones 1995). La muestra del material cerámico de Estanquez «... se encuentra relacionado con el material cerámico de Lagunillas (Estado Mérida) que se caracteriza por presentar una decoración plástica con incisiones lineales que en su conjunto forman motivos geométricos, apliques antropomorfos ubicados en el borde de las vasijas (....) además de pintura roja ubicada en algunos casos en la zona del labio y el borde» (Gordones, 1995: 65). A su vez «La presencia de esta muestra de alfarería con una superficie alisada y pulida, decoración incisa, aplicados y pintura roja sobre natural, relacionada, en algunos casos, con la decoración plástica incisa o modelada y la presencia de una pequeña, pero significativa muestra de pintura roja sobre fondo blanco, nos lleva a relacionar este material con la Fase Zancudo...» (Gordones, 1995: 66).
Los antropónimos y topónimos de la cordillera andina de Mérida en los siglos XVI y XVII
El manejo de una lengua en común constituye un elemento fundamental en la afinidad étnica de cualquier grupo humano. Las lenguas se presentan universalmente determinadas en un área geográfica particular. La antroponimia y la toponimia dentro de un espacio geográfico se corresponden lingüísticamente con un idioma históricamente determinado. Por tal motivo, para un «área continua que tiene una toponimia que se distingue de otras toponimias contiguas, se puede postular la existencia en cualquier punto en el tiempo, de un idioma que se distingue de los idiomas espacialmente contiguos, aunque no sobreviva ninguno de ellos.» (Groot y Hooykas, 1991: 45).
Metodológicamente, se nos presentan diversos problemas cuando tratamos con lenguas aborígenes desaparecidas, debido a que las características fonéticas y morfológicas de las posibles familias presentes en el área de estudio no son cabalmente conocidas en el presente, aunque en la actualidad contemos con el trabajo de Anita Arrieta (1992) sobre la tipología fonética y morfosintáctica del Timote.
No obstante, podríamos considerar algunos postulados para enfrentar estas limitantes según los cuales, «Con base en la delimitación espacial, se utilizan las distribuciones espaciales de elementos lingüísticos que se puedan reconocer (...) Estos elementos pueden ser fonéticos (como la /j/ o /g/ inicial) o pueden ser meramente silábicos» (Groot y Hooykas, 1991: 45).
Otro elemento problemático a tener presente sobre el aspecto que aquí tratamos es lo que Colin Renfrew denominó los «Tres procesos de cambio lingüístico en un área determinada». Según Renfrew (1990), las lenguas llegan a hablarse en una región determinada debido a tres procesos básicos: colonización inicial, sustitución y desarrollo continuo. Para nuestro caso es de suma importancia los dos primeros, es decir la colonización inicial y la sustitución.
Por colonización inicial se entiende la dinámica por medio de la cual grupos humanos penetran y colonizan un área geográfica deshabitada introduciendo por primera vez la lengua a dicha región (Renfrew, 1990). Ésta tuvo que ser la dinámica que operó cuando los primeros grupos humanos organizados poblaron inicialmente Los Andes venezolanos, creando así los primeros topónimos de la región.
El proceso de sustitución opera cuando una lengua hablada en una región geográfica determinada es desplazada por otra lengua (Renfrew, 1990). La introducción de elementos lingüísticos foráneos por migraciones o conquistas terminan imponiendo una toponimia y antroponimia híbrida o totalmente nueva en el área en cuestión.
La comparación de antroponímicos y toponímicos recopilados en los documentos de los siglos XVI y XVII y el establecimiento y diferenciación de elementos lingüísticos como la presencia o no de ciertas afijaciones, será la metodología que orientaron nuestro trabajo. La comparación nos permite medir el grado de separación de las lenguas en relación con el grado de correspondencias localizadas y su distribución en función de poder formular un antepasado común de las lenguas (Constenla, 1995). De igual forma, a partir de la comparación se pueden establecer matrices de correspondencia fonética que nos permiten relacionar elementos con significados diferentes, pero de algún modo relacionables.
La delimitación de los grupos étnicos la hacemos a partir del análisis y la distribución espacial de los antroponímicos y toponímicos compilados en los censos de población aborigen contenidos en documentos del siglo XVI y siglo XVII, producto de las visitas realizadas por los oidores de la real Audiencia de Granada: Bartolomé Gil Naranjo (1586), Antonio Beltrán Guevara (1602), Alonso Vázquez de Cisneros (1619 y 1620) y Diego de Baños y Sotomayor (1657).
A partir de los toponímicos y antroponímicos hemos definido un primer grupo que se hallaba ubicado geográficamente en el área sur- occidental de lo que hoy es el estado Mérida. En este grupo se encontraban representadas las parcialidades de Los Estanques o Uchuara, Los Moquitilagua de Lagunillas, Nutea y La Cabana, actual pueblo de La Sabana. En el mismo, se caracterizaba, fundamentalmente, por poseer los lexemas /ana//asa/ /ina/ /gua / al final de los antroponímicos o toponímicos. Estos lexemas sufijados también los podemos encontrar muy escasamente como sufijos o infijos (Gordones, 2001) (Ver cuadro 1).
En este grupo encontramos el morfema /ana/ característico de las lenguas Chibchas, Dobokubi-Barí de Wilbert (1961) y Dobokubi-Kunaguasayá de Rivet y Armellada (1965), lo que nos permitió establecer su relación con lenguas habladas hacia el área sur-occidental del Edo. Mérida (Gordones, 2001) (Ver cuadro 2).
También se encontraron presente en esta muestra el morfema /asa/ el cual, según Constenla (1995), se derivaría del étimo Muisca y Tunebo /hase/ correspondiente al pronombre de primera persona en singular.
El mismo se presenta en el Tunebo como /asa/, no localizándose en otras lenguas de la región del Magdalena, Colombia, pero sí fuera de ésta como es el caso del Cuna y en el caso particular de Mérida en los antroponímicos y toponímicos de Estanquez y Noro (Gordones, 2001).
Otra característica lingüística de estas parcialidades, relacionadas geográficamente entre sí, es la presencia de una gran variedad de fonemas al comienzo de los vocablos. En Uchuara o Los Estanquez y Nutea se presentan /a/, /b/, /c/, /g/, /n/ y /q/, disminuyendo su presencia, quizás por la aparición temprana de los españoles, en las parcialidades de La Cabana y Muquytulagua de Lagunillas, localizadas geográficamente al frente de las dos primeras.
En el vocabulario Mosco de 1612 (Quesada, 1991), se presentan muchas palabras con morfemas /a/, /b/, /c/, /k/, /g/, /f/, /q/ y /z/ y las terminaciones con los lexemas /gua/, /que/ y /sa/. Esta característica es compartida por este grupo de parcialidades en la construcción de sus antroponímicos, lo cual podría estar relacionado con la influencia de lenguas Chibchas en la zona (Gordones 2001).
Los toponímicos y antroponímicos nos ha permitido establecer un segundo grupo representado por las parcialidades de Muchufago, Noro, Cuvachuan, Chirury, Mucunpus, Mucujubibu, Mucomamungo y Mocosnoto
(Ver cuadro 3).
Estos antroponímicos se repiten de manera casi constante para designar los nombres de los hombres de estas parcialidades. Llama la atención esta característica, ya que en las otras parcialidades se evidencia una riqueza en la construcción de los antroponímicos. Así mismo, tenemos que hacer notar la ausencia de estos antroponímicos en las otras listas que hemos trabajado.
Julio C. Salas (1997) afirma que varias de las parcialidades situadas en las cercanías de Timotes, hacia los lados del Estado Trujillo, eran dominadas por un cacique nombrado «Toneque», antroponímico que se repite en estas parcialidades.
La ausencia en este grupo de los radicales /mu/ y /mo/, que hemos tomado para caracterizar subgrupos del Timote en la región merideña, posiblemente nos esté refiriendo a la posibilidad de la gran variedad dialectal que el Timote presentaba.
Un tercer grupo estaba conformado por las parcialidades cuyos antroponímicos y toponímicos presentaban un predominio de la sufijación del morfema /mu/ y /mo/ el cual ha sido relacionado como variantes características de la lengua Timote (Gordones, 2001) (Ver cuadro 4).
Estas características en cuanto a la presencia de estos rasgos lingüísticos se concentran en las parcialidades de: Nucutacaa o Mucutaa, Capintiz, Mucuramos, Mucuchiz, Mucurua, Muquchiz, Mucipiche, Mocochiz, Mosnacho, los cuales presentan una mayor frecuencia del radical /mo-/ y en relación con las parcialidades de: Maquiguara, Tosto, Mucustunta, Mucurusturu, Muchucafan, Mucurutu, Mucumux, Musnubu, Moquechique, Muxuxoa, Mucuesjque, Mucunoque, Mucuruva, Mucurufue, Muchuetaque, y Mucuy, los cuales presentan con mayor frecuencia la radical /mu-/ (Gordones, 2001).
Un cuarto grupo estaba vinculado con las parcialidades de: Xaxi, Yricuy, Curabare, Mucutate, Muruabaz, Nucay, Camucay, Mucusnupu y Mucunano (Ver cuadro 4).
Este grupo se caracterizaba por presentar una gran variedad de morfemas al comienzo de la construcción de los antroponímicos y los toponímicos. Esta característica es compartida con el Grupo Uno, pero se diferencia de éste por no presentar los radicales /ana/, /asa/ e /ina/.
También se observa en este grupo baja frecuencia de los radicales, /mu-/, /mo-/, /mi-/,/ma-/, sin embargo, la gran variedad de fonemas en posición inicial en este grupo la encontramos también en la lista de los vocablos Timotes presentados por Arrieta (1992), por lo que consideramos que estamos en presencia de un grupo que, si bien se correspondería con el Timote, se diferencia de los antroponímicos y toponímicos, correspondientes al Grupo tres que lo hemos catalogado como típico del Timote.
Un quinto grupo estaba ubicado hacia la región sur-occidental entre los límites de los actuales estados Barinas y Táchira (Ver cuadro 5). Los toponímicos que encontramos en esta región se caracterizaban por la presencia del morfema /gua/ en posición inicial o en posición final.
Este morfema consideramos puede estar relacionado con la penetración tardía de grupos de habla arawak, donde el morfema /wa/ pudo haber sufrido una castellanización en el proceso de conquista europea. La investigación en el ámbito lingüístico nos ha permitido distinguir tres grupos con características lingüísticas emparentadas dentro de áreas geográficas específicas, donde la lengua Timote y sus variantes al parecer fueron dominantes en cuanto a su extensión y permanencia de los toponímicos y antroponímicos localizados. Estos son los grupos 2, 3 y 4.
Los grupos uno deben su relación a la expansión de los grupos hablantes de la lengua Chibcha emparentados con los antepasados del grupo Barí conocidos también en la etnología de comienzos del siglo XX como «Motilones Bravos».
Los grupos étnicos de Mérida
Fray Pedro de Aguado relata que cuando llegan los españoles hacia el año 1558 se distinguieron básicamente dos poblaciones para la cuenca del Chama y Valles laterales del mismo. Los colonizadores europeos dividieron y apartaron entonces «... dos maneras de gente; que la del pueblo para arriba toda en la mas gente de tierra fría de buena disposición y muy crecido, los cabellos cortados por junto a la oreja y los miembros genitales sueltos (...) las mujeres traen ciertas vestiduras sin costuras hecha a manera de saya que llaman los españoles samalayetas, que les cubre casi todo el cuerpo....». (Aguado, 1987: 454). Según Aguado, esta gente pobló «...todo el valle para arriba del pueblo, hasta los páramos, con otra población que está a mano izquierda del pueblo de la otra banda de la quebrada o río que llaman de Albarregas, con la población del valle de Pernia y los valles del Pabuey y Escaguey y otros sus comarcanos, y el valle de Santo Domingo y Corpus Christi y el de la Sal, con todas aquellas vertientes de la laguna, por los altos hasta casi el pueblo de la sabana» (Aguado, 1987: 454-455).
«La gente del pueblo para abajo es más menuda y muy ajudiada: traen los cabellos largos, andan desnudos, como los demás y son para menos trabajo; traen los genitales atados y recogidos a un hilo que por pretina se ponen por la cintura, y las mujeres tienen o traen vestidas las samalayetas que los demás de arriba he dicho, que son de algodón. (Aguado, 1987: 455).
Evidencias arqueológicas y lingüísticas
Las evidencias arqueológicas y lingüísticas obtenidas hasta los momentos nos permiten establecer, sin ninguna duda, que la cordillera andina de Mérida no estaba poblada para el período de contacto con el europeo por un solo grupo étnico. Los datos arqueológicos actuales de la Cordillera merideña y los territorios vecinos, nos sugieren que la primera fue ocupada por distintas oleadas poblacionales provenientes de la región nor-central del país, de la cuenca sur-occidental del Lago de Maracaibo, y posiblemente por grupos humanos provenientes de los Llanos Altos occidentales.
Los resultados obtenidos hasta el presente nos permiten, por ejemplo, establecer diferencias claras entre el grupo étnico que habitó la parte alta del valle del Chama, la cuenca del río Motatán y la cuenca del río Nuestra Señora, con respecto a otro grupo que habitó la parte baja del Chama y la cuenca baja del río Mocotíes y otro que posiblemente ocupó la vertiente sur-occidental de la Cordillera de Mérida.
Los fechados arqueológicos que oscilan entre 1500 y 450 años antes del presente y los antroponímicos y toponímicos del siglo XVI y XVII, nos permiten correlacionar, con bastante seguridad, los grupos de lengua Timote (Jahn 1973, Arrieta 1992) con los sitios arqueológicos de Chipepe (Cruxent y Rouse 1982), San Gerónimo(Vargas 1969), La Fase Mucuchíes (Wagner 1970), Mucurubá (Meneses y Gordones 1993), Escagüey (Niño 1990), Loma de la Virgen (Ramos 1988a) Loma de San Rafael (Ramos 1988b), Hacienda San Antonio (Gordones y Meneses 1992), Cerro Las Flores (Niño 1988a, 1988b), Motocuaró, Tabay, La Culata y Timotes, ubicados todos en la cuenca alta del río Chama, la cuenca del Mocotíes y el valle del río Nuestra Señora. Todos estos sitios se correlacionan dado a las numerosas similitudes que presentan entre sí. La cerámica se caracteriza por una decoración plástica basada en la incisión corta en forma piramidal, cadenetas aplicadas con impresión de dedos, vasijas trípodes e incensarios; la presencia de construcciones de piedra ya sean como terrazas agrícolas y/ o estructuras de uso habitacional; la presencia de talleres líticos donde se elaboraban pectorales o placas aladas (Vargas 1968, Wagner 1980, Niño 1990, Gordones 1993) y las prácticas funerarias asociadas a cámaras subterráneas conocidas como mintoyes.
Estas características arqueológicas nos permiten correlacionar a estos sitios con Miquimú en el área de Carache, estado Trujillo, que según la fecha radiocarbónica fue ocupado hacia el año 650 d. C (Wagner 1988). Esta relación nos permite considerar a Miquimú como la ocupación más temprana relacionada con los contextos arqueológicos merideños vinculados con la lengua timote y cuya penetración hacia la cordillera de Mérida se debió, posiblemente, a la expansión desde los territorios del valle de Quíbor y Barquisimeto de grupos étnicos de lengua arawak, portadores de una cerámica plástica y polícroma que está representada en Carache por los tipos Chao Plástico, Mirinday pintado y el Chao Pintado-Plástico, pertenecientes a la Fase Mirinday (Sanoja 1986, Vargas 1986, Wagner 1988).
La Fase Mirinday se corresponde con la expansión de grupos arawak portadores de una alfarería pintada que se localizaban en la zona del valle de Lara y que, según Oliver (1990), comparten el mismo origen histórico con la tradición Dabajuro. Las evidencias arqueológicas de la cordillera de Mérida nos permiten plantear que los portadores de alfarería polícroma relacionada con la tradición Dabajuro y Tierra de los Indios no llegan a penetrar todo el territorio merideño. A nuestra manera de ver, la expansión de este grupo étnico de lengua arawak tendría como límite fronterizo la zona de Mucuchíes, pasando, desde luego, por las poblaciones actuales de Timotes, Pueblo Llano y Piñango, donde también se han encontrado evidencias cerámicas relacionadas con la Fase Mirinday y la tradición Tierra de Los Indios.
En la zona de Mucuchíes, cuenca alta del río Chama, Wagner (1970, 1988) encontró en sus excavaciones un porcentaje bastante considerable de tiestos relacionados con el tipo Mirinday Pintado, perteneciente a la Fase Mirinday establecida por ella. La presencia de esta muestra de cerámica en Mucuchíes nos sugiere que esta zona se convirtió en un espacio de contrastación y confrontación del uno frente al otro que permitía el mantenimiento de las relaciones interétnicas entre los grupos que ocuparon la zona.
Tomando en cuenta lo anterior, compartimos la tesis de Sanoja (1986) según la cual «Las áreas de distribución de la alfarería decorada con técnicas plásticas y la de la alfarería polícroma en el norte de la región andina, parecen sugerir de una gradual ocupación de los valles bajos y el piedemonte norandino por los fabricantes de esta última y un repliegue de los fabricantes de la alfarería decorada con técnicas plásticas hacia las regiones altoandinas...» (Sanoja, 1986: 13).
Las movilizaciones de los grupos hacia los Andes «... estarían dadas por los requerimientos territoriales de los cacicazgos en general, y del cacicazgo norocidental en particular. Esta necesidad de obtener territorios y de someter a los grupos que los ocupan, es intrínseca a este modo de vida, e incluso, a la formación económico social como un todo» (Vargas, 1986: 28).
Todo este cuadro socio-histórico explicaría, por un lado, la influencia del Arawak que presenta la lengua Timote, según el análisis sobre la fonética y morfosintaxis del Timote realizado por Arrieta (1992) y, por el otro, la presencia a nivel geográfico de diferencias léxicas de los grupos que hemos considerado como pertenecientes a la lengua Timote en la región de Mérida. Para el Timote hemos determinado la presencia de los radicales /mu/ y /mo/ como característico de la lengua, así como una variación entre la frecuencia de uno y otro que reflejaría la presencia de dialectos locales pertenecientes a dicha lengua y que estaría reflejando diferencias a nivel de la conformación de grupos étnicos dentro de un mismo territorio.
La otra oleada poblacional a la cordillera tiene que ver con poblaciones que penetran desde la zona sur-occidental del Lago de Maracaibo en una época anterior al siglo V de nuestra era. Este grupo étnico se corresponde arqueológicamente con la «Fase Chiguará» (Sanoja y Vargas 1967), «Llano Seco» (Ramos 1990), «Estanquez» (Gordones 1995), en la cuenca baja del río Chama y «La Matica», en la cuenca baja del río Mocotíes.
Desde el punto de vista arqueológico estos sitios se caracterizan, por un lado, por una cerámica que presenta una decoración plástica con incisiones lineales que en su conjunto forman motivos geométricos, apliques antropomorfos en los bordes de las vasijas, pintura roja en los bordes y labios de las piezas; por la presencia de entierros secundarios en urnas funerarias con apliques antropomorfos y entierros directos flexionados; y por el otro, por una ausencia de vasijas trípodes, figurinas antropomorfas y entierros en cámaras funerarias, elementos característicos en la zona alto andina de Mérida y Trujillo.
La presencia de urnas funerarias desgrasadas con arena y apliques antropomorfos, es un aspecto sumamente importante en la relación existente entre los materiales arqueológicos de Llano Seco cuya cerámica guarda estrecha relación con la cerámica de Chiguará, Estanquez y La Matica, con los sitios ubicados en la cuenca sur-occidental del Lago de Maracaibo (Sanoja 1968; Sanoja y Vargas 1970; Gordones 1995). Las urnas funerarias con desgrasante de arena, también han sido reportadas, para los sitios de Zancudo (Sanoja 1968) y el Diluvio (Arvelo y Wagner 1986) en la cuenca sur-occidental de Lago de Maracaibo.
Según Vargas, la Fase Onia tiene correspondencia con la penetración de grupos Barí en la cuenca sur-occidental del Lago de Maracaibo. Onia tiene una ocupación que abarca desde 1000 d. C. hasta 1630 d. C. Las evidencias sugieren la existencia de viviendas multifamiliares, además la existencia de vasijas de forma cónica de cuello alto y bases recubiertas con arcilla e impresiones de tejidos, le permiten establecer una relación directa con las viviendas multifamiliares, con las formas de vasijas y elaboración de tejidos de los grupos Barí actuales (Vargas 1990).
Los sitios de Chiguará, Llano Seco, Estanquez y La Matica, ubicados en la cuenca baja del río Chama y del río Mocotíes estarían relacionados lingüísticamente con el Grupo 1. Este grupo tiene como particularidad la presencia sufijada del morfema /ana/ que constituye un elemento característico de la lengua Chibcha hablada por los actuales Barí. Estas relaciones nos permiten establecer que la penetración de grupos de lengua chibcha-Barí se realizó desde la cuenca sur-occidental de Lago de Maracaibo a través de Onia pasando por el sitio de La Matica en Santa Cruz de Mora, Estanquez y Lagunillas (Ver mapa de penetración de grupos étnicos).
Ahora bien, hemos estado relacionando estos sitios andinos con la cuenca sur-occidental del Lago de Maracaibo. Desde el punto de vista arqueológico esta cuenca se nos presenta como un complejo mosaico cultural que pudiera estar reflejando la diversidad étnica que existió en tiempo pre-colonial en esta región histórica. Es importante recordar aquí que en la cuenca sur-occidental del Lago de Maracaibo existía una multitud de parcialidades étnicas de habla arawak, chibcha y caribe, estos últimos clasificados por la etnología de comienzos del siglo XX como motilones y que tuvieron que ver con el proceso de etnogénesis de los actuales Barí (Chibchas) y los Yupa (Caribe), hoy ubicados en la Sierra de Perijá en el estado Zulia. Las parcialidades de habla caribe y las de habla chibcha se encontraban en constante guerra por el control del territorio, y ocupaban un territorio más amplio que no tiene relación alguna con los territorios donde viven en la actualidad y que para ese entonces no estaban claramente delimitados entre ellos.
Antiguamente, los Caribes ocupaban un territorio que iba desde el río Palmar hasta las riberas del sur del lago de Maracaibo, los alrededores del río Zulia y el río Uribante (Rivet y Armellada, 1961; Amodio, 1995). Igualmente los grupos Chibcha ocupaban los territorios ubicados entre los ríos Ariguaisá, Santa Ana, Catatumbo, de Oro, Tarra y el caño Bobuki en la ciudad de El Vigía (Rivet y Armellada,1965; Lizarralde y Beckerman,1982).
Los estudios léxico-estadísticos nos permiten plantear que los grupos de habla chibcha penetraron la cuenca sur-occidental del lago de Maracaibo antes que los grupos de habla caribe. Hace 4.500 años, los antepasados de los Barí iniciaron su penetración desde el territorio colombiano, específicamente desde Valledupar hacia la cuenca occidental de Lago de Maracaibo; en esa época se separaron de los antepasados de los Tunebos y los Muiscas que continuaron hacia el sur en dirección a la Sierra del Cocuy (Constenla, 1995). Mientras tanto, las parcialidades de habla Caribe, en cambio llegaron a la región hace aproximadamente mil años antes del presente en diversas oleadas migratorias provenientes, por un lado, de los llanos a través de la depresión del Táchira, y por el otro, desde la costa norte atravesando el Lago de Maracaibo (Ruddle y
Wilbert ,1983; Tarble, 1985).
Esta discusión tiene correspondencia con los datos arqueológicos existentes para la región en cuestión. Hacia el 700 d. C y 1200 d. C. encontramos diferenciados en la cuenca sur-occidental de Lago de Maracaibo dos tipos de antiplásticos: arena fina y tiestos molidos (Sanoja y Vargas 1967, 1970; Arvelo y Wagner 1986 y Vargas 1990).
El desgrasante de arena fina comienza a ser utilizado por grupos que se asentaron tempranamente (600 d. C. ) en los alrededores del río Catatumbo en la cuenca sur-occidental de Lago de Maracaibo. El mismo se encuentra asociado a la Fase Caño Grande y relacionado con los tipos Ranchón Naranja, Zancudo Rojo y Zancudo Blanco, ubicados en el área de Caño Zancudo, más hacia el sur del Lago de Maracaibo (Sanoja y Vargas 1970; Vargas 1990). Este tipo de desgrasante también lo podemos conseguir más hacia el Norte, en la cabecera del río Palmar, en los sitios de El Diluvio, San Martín y Caño Pescado, ubicados cronológicamente entre 700 y 1500 d. C. (Arvelo y Wagner, 1986).
Según Vargas (1990), el antiplástico de tiestos molidos comienza a ser común en los sitios arqueológicos de la cuenca sur-occidental del Lago a partir de 1000 d. C. en los sitios El Guamo (Guamo sencillo) y El Danto, ubicados en las inmediaciones del río Zulia. Los tiestos molidos como desgrasante también los encontramos en los sitios de El Diluvio, San Martín y Caño Pescado (Arvelo y Wagner 1986); lamentablemente las publicaciones que poseemos sobre estos últimos sitios no nos permiten definir claramente la secuencia estratigráfica de los contextos para establecer el orden de aparición de ambos antiplásticos.
La información aportada por Sanoja y Vargas (1970) sobre las Fases Caño Grande y El Guamo, evidencia, según la información etnográfica proveniente de los Yukpa actuales (Ruddle y Wilbert, 1983), las posibles luchas que tuvieron los Caribe y Chibchas por el control del territorio.
La aparición brusca en Caño Grande en un momento determinado de su ocupación de elementos típicos del Guamo, es decir de cerámica con antiplástico de tiestos molidos, podría indicar la penetración y control de este territorio en un momento determinado por grupos étnicos de lengua Caribe.
Los topónimos y antropónimos de la cordillera de Mérida también nos permitieron establecer la existencia de un grupo étnico relacionado con la lengua Arawak hacia la vertiente sur-oriental de la cordillera. Hipotéticamente, la penetración de este grupo se pudo producir desde los Llanos de Barinas hacia esta porción de la cordillera de Mérida que colinda con el estado Táchira.
Los grupos de lengua arawak a los cuales nos estamos refiriendo estuvieron asentados en el área que ocupan las poblaciones actuales de: Santa María de Caparo, Guaimaral, Canaguá, Capurí, Guaraque y Bailadores.
Lamentablemente hasta la fecha no contamos con trabajos arqueológicos sistemáticos sobre estas poblaciones andinas merideñas; sin embargo, para el territorio tachirense tenemos contextos arqueológicos muy cercanos con Santa María de Caparo, Guaimaral y Bailadores. El Palmar, San Miguel y Los Monos en el municipio Libertador, El Porvenir en el municipio Uribante, Colinas de Queniquea en el municipio Sucre y Angostura, municipio Jáuregui (Durán 1998), nos permiten establecer una caracterización general del área en cuestión.
Consideramos que la presencia de una pequeña muestra de alfarería con engobe blanco y pintura roja sobre blanco, presente en el material de Estanquez y Llano seco, guardaría relación con la expansión de la Fase El Guamo a Onia y hacia Estanquez de donde posiblemente se desprende hacia Llano seco. La penetración de esta alfarería bícroma en la zona no llega a desarrollarse, prevaleciendo una cerámica con decoración plástica basada en la incisión asociada a pintura roja en la zona del borde, elemento que podría estar relacionado con la alfarería de los grupos Chibchas que penetran en la zona y se encuentra presente en el registro del material arqueológico de Estanquez, Llano Seco, La Matica, y en menor proporción de Chiguará.
Mapa de penetración de grupos étnicos a la cordillera andina de Mérida
Grupo 1
Cuadro N °1
Antroponímicos y Toponímicos
Muquytulagua
Tibygua
Titelagua
Ayanquesina
Qusina
Piagua
Quenasa
Bynuagua.
Tocobalasa
Cinquesina
Aguarquetena
Guasinasa
Guata
Vrasa
Enasa
Iguanasa
Cabana
Chiaguana
Fuente:
BNTFC. Archivo Histórico de la Nación. Visitas de Venezuela. Tomo 1 al 10.
Cuadro N °2
Antroponímicos y Toponímicos de Estanquez, Lagunillas La Sabana y Nutea
Vocabulario Barí- Dobokubí (Wilbert, 1961)
Qusina
acyína
Quenasa
kána
Tocobalasa
aríbará
Aguarquetena
tsabará
Enasa
káangbara
Cabana
ataidána
Ayanquesina
K’aína
Cinquesina
aiwáina
Guasinasa
dadará
Titelagua
ohkríhgua
Iguanasa
áana
Chiaguana
ñiaaná
Fuente:
BNTFC. Archivo Histórico de la Nación. Visitas de Venezuela. Tomo 1 al 10.
Grupo Nº 2
Cuadro N °3
Antroponímicos y Toponímicos
Cacepo,
Mocaque
Toneque
Tismabi
Mofote,
Nachucascepo,
Nisfuy
Moresfuy
Munay
Joroy
Fuente:
BNTFC. Archivo Histórico de la Nación. Visitas de Venezuela. Tomo 1 al 10.
Grupo 3
Cuadro N °4
Antroponímicos y Toponímicos
Muharacun
Morachemay
Mujuu
Moxontoco
Mucabay
Morcamoxa
Mustizo
Morejoto
Mucurupay
Morosase
Mujurunda
Moyrare
Fuente:
BNTFC. Archivo Histórico de la Nación. Visitas de Venezuela. Tomo 1 al 10.
Grupo Nº 4
Cuadro N °5
Antroponímicos y Toponímicos
Yricuy
Chinto
Purucuta
Cirigui
Pirandu
Canti
Tasenbag
Extam
Tutaque
Chucucha
Soch
Curubare
Tamani
Mitiqui
Jumiure
Etundi
Cajanba
Jolong
Quichi
Cargapachi
Mobu
Fuente:
BNTFC. Archivo Histórico de la Nación. Visitas de Venezuela. Tomo 1 al 10.
Grupo Nº 5
Cuadro N °6
Antroponímicos y Toponímicos
Fuente:
BNTFC. Archivo Histórico de la Nación. Visitas de Venezuela. Tomos 26 y 27.
Segui
Tanon
chimu
Extaraque
Cachiquine
Tamani
Sochi
Nacay
Picarando
Chicofa
Tiquito
Mocomn
Tijo
Muripaz
Mosnachog
Yricagua
Diricagua
Ysuguaca
Guaraque
Guaruries
Guariquenas
Guarichines
Curvenas
Babiriquenas
Chalbaud Zerpa, Carlos. Historia de Mérida
1997. Universidad de Los Andes. Consejo de Publicaciones. Merida. Venezuela
LOS TIMOTO –CUICAS
Los aborígenes venezolanos, o sea, los primitivos moradores de nuestro paí, formaban grupos limitados y apartados unos de otros. Estas parcialidades se hallaban ubicadas, señaladamente, en las montañas, en las llanuras y en las selvas.
Se organizaban, por lo general, de manera muy sencilla, en comunidades integradas por grupos familiares o clanes.
Estas tribus eran independienes las unas de las otras, sin una clara unión social, cohesión política ni uniformidad cultural, puntos que lo difeenciaban de los mayas, aztecas y chibchas.
Si en base a los progresos del hombre primitivo separamos a la prehistoria en dos grandes períodos de salvajismo y de barbarie, podriamos afirmar que todos los aborígenes venezolanos, a excepción de los que habitaban en la cordillera merideña, arbitrariamente denominados Timoto-Cuicas vivían en la etapa del salvajismo, caracterizada por la recolección, la caza y la pesca, una agricultura primitiva de conucos y la agrupació en clanes y conglomerados tribales.
Los llamados Timoto-Cuica, que sería mejor denominar Chamas o Tatuyes, cuando llegaron los españoles, se encontraban en el período inicial
muy largo para copiar y hecer resumen ni loca para eso tengo sipientes buenos en materias
ResponderEliminarbuuuuuuuuu
ResponderEliminaresto es no me sirve re largo, podrian resumir un poco no.!!! era mejor mostrar el mapita de america con los indigenas k no lo encuentro x ninguna parte. grr!!!q mal mal mal k enojo!!!!
ResponderEliminarNojoda esto es un amierdad xq o hicienron algo resumidoo no podian hacer el cuadro.! tarados.!
ResponderEliminaresto es no me sirve re largo, podrian resumir un poco no.!!! era mejor mostrar el mapita de america con los indigenas k no lo encuentro x ninguna parte. grr!!!q mal mal mal k enojo!!!!
ResponderEliminarverda es burda de chimba esta pagina deveria aparecer el mapa
ResponderEliminarpues se supone que te mandan a investigar y hacer resume o informe no copiar lo que esta en la pagina analiza por eso es que hay tanta gente taradas
ResponderEliminar